Lluvias y cambio climático

    16 sep 2019 / 09:30 H.
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    Las lluvias, tan deseadas como necesarias, llegaron a gran parte de Andalucía en forma de dañinas tormentas acompañadas de aparato eléctrico, inundaciones, aparcamientos anegados, caos generalizado e, incluso, personas fallecidas. Los Bomberos se tuvieron que emplear a fondo para rescatar a conductores atrapados en sus coches y vecinos con el agua amenazante sobre sus viviendas. Granada y Almería se llevaron la peor parte, porque en Jaén llovió de la mejor forma que puede llover, no solo para los embalses, sino también para el olivar, que se encuentra en el punto óptimo para el engorde de la aceituna. En el levante peninsular hay partidos políticos que consideran la situación catastrófica y reclaman al Gobierno su declaración oficial. Aparte de daños personales y materiales en calles, plazas, carreteras, infraestructuras turísticas y viviendas, unas doscientas hectáreas de invernaderos resultaron arrasadas por el fuerte temporal, además de más de mil hectáreas de cultivo. La situación es tal que hasta el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habló con mandatario andaluz, Juan Manuel Moreno, para prestar la ayuda necesaria. El problema es que no se trata de una cuestión de ayuda puntual, ya que estamos ante uno de los principales males del siglo XXI: el cambio climático. No vamos por buen camino. Pese al consenso mundial alcanzado en el acuerdo sobre el clima de París o los tratados internacionales sobre desarrollo sostenible, casi todos los indicadores muestran que no solo no se avanza en la protección de los ecosistemas al ritmo necesario, sino que en algunos parámetros incluso se retrocede. Se producen progresos en la lucha contra la contaminación en las ciudades, pero son insuficientes. La ayuda tiene que ser global.

    Editorial