Las tierras y la energía limpia

    16 jul 2025 / 08:55 H.
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    La preservación del paisaje olivarero, que en su día hubo intentos de conservar mediante una figura de protección internacional como es el título de la Unesco sobre Patrimonio de la Humanidad, es una obligación moral de los dueños de fincas que, ahora, ven amenazadas sus propiedades. Hay campos arrasados totalmente en La Campiña, con los olivos arrancados y el sueño preparado para que las impresas puedan instalar plantas fotovoltaicas, una energía limpia que, por otra parte, es necesaria para combatir el cambio climático. La provincia es uno de los mayores sumideros de Dióxido de Carbono de toda Europa y, en este sentido, hay que buscar el equilibrio entre los objetivos que marca Bruselas y defensa de las tierras productivas. Los olivareros jiennenses, ahora que está abierto el debate de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), no sólo están obligados a luchar por la ausencia de recortes, sino también por conseguir recompensas al esfuerzo que realizan, desde hace años, para contribuir al cumplimiento del proyecto conocido como Pacto Verde, ahora paralizado por falta de recursos económicos. Hay que tener en cuenta que los fondos de cohesión hay que pagarlos entre todos los Estados miembros de la Unión Europea, por lo que habrá que permanecer vigilantes para que no paguen los de siempre. Quizás hay que proponer también revisar las normativas estatales para proteger la diversidad de realidades agrícolas que tiene España, porque no es lo mismo el sector primario en Andalucía, la comunidad más castigada por la sequía, que cualquier región del norte. La Junta no tiene competencias en determinadas materias, pero sí debe levantar la mano y reclamar.

    Editorial
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