Las fiestas tradicionales

La Junta de Andalucía, que tiene ahora las competencias de la gestión de la pandemia por mandato gubernamental, prohíbe fiestas, verbenas y romerías, así como otras actividades festivas populares o tradicionales en aquellos municipios que registren niveles de alerta sanitaria 3 y 4, mientras que no las recomienda en aquellos que se encuentren en el nivel de alerta 1 y 2 y mientras continúe la situación epidemiológica actual. Así queda recogido en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), publicado el pasado viernes, que también señala que los espectáculos taurinos y festejos populares podrán desarrollar su actividad siempre que cuenten con localidades preasignadas y numeradas, y se garantizará en todo momento que las personas que asistan al espectáculo permanecerán sentadas y provistas de su correspondiente mascarilla de protección. De esta forma, la Administración andaluza deja la puerta abierta a los ayuntamientos para que sean ellos mismos los que gestionen la convocatoria de actos que son los que mueven la economía del mundo rural en los veranos, cuando se llenan de gente las calles de los pueblos. Sin embargo, tampoco anima a la organización de verbenas por razones de salud, por lo que será complicado que, por segundo año consecutivo, uno de los sectores más castigados por la pandemia pueda retomar su actividad. Lo más probable es que haya que asistir a escenas repletas de incongruencia, porque por un lado se verán concentraciones de jóvenes en espacios al aire libre y, por otro, las tradiciones quedarán aparcadas hasta nueva orden. Equilibrar la balanza será complicado, pero claro está que la organización de convocatorias sociales y culturales suele ser segura.