La soberanía alimentaria

    19 jul 2025 / 08:44 H.
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    Todavía queda mucho camino por recorrer, pero lo que ocurrió el miércoles en el Parlamento de Europa marcará el devenir de los tiempos para los agricultores y ganaderos jiennense y, sin lugar a dudas, marcará un antes y un después. Todos los malos presagios se consumaron y, finalmente, será el campo el que pague las consecuencias del pago de los intereses de los fondos de cohesión de los que, sin embargo, poco o nada se benefició. Bruselas plantea un recorte de más de un veinte por ciento en la asignación de la Política Agraria Común (PAC) para el periodo 2028-2034 y Jaén es la provincia que más ayudas recibe, por lo que también será la más perjudicada. La propuesta de la Comisión Europea para el nuevo marco financiero plurianual rebaja la partida de unos 400.000 millones a un mínimo de 300.000 y complica la vida a una tierra eminentemente agrícola y poblada de profesionales con perfil de pluriempleo. El problema no está sólo en el recorte económico, sino en la destrucción del modelo actual, con el planteamiento de desgajar las políticas de Desarrollo Rural e incluirlas en un paquete único renacionalizado y cuyo reparto quedará a criterio de los países miembros. Está claro que Europa da prioridad a las armas frente a la alimentación, un golpe duro a la soberanía del sector primario que se sostiene gracias a las subvenciones, sobre todo en un momento en el que los efectos del cambio climático se dejan sentir con toda su virulencia en el sur de España. Hay margen de maniobra en las negociaciones que sea abren ahora, por lo que los olivareros jiennenses están obligados, una vez más, a salir a la calle para reclamar lo que les pertenece. Ni más ni menos.

    Editorial
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