El tranvía ya está tardando

En los últimos días, la ciudadanía jiennense asiste con estupor a un nuevo rifirrafe entre el Ayuntamiento de Jaén y la Junta de Andalucía por la puesta en marcha del tranvía. Convendría a los representantes de ambas administraciones públicas que se ciñeran a los objetivos marcados por sus representantes, a las comisiones técnicas y a una mínima corrección institucional porque el cabreo ciudadano sobre este asunto merece el mayor de los respetos y, llegados a este punto, la mayor de las diligencias. Llovió tanto desde la puesta en marcha “interruptus” del sistema tranviario que cada día que pasan los 120 millones de euros tirados por el suelo o deteriorándose en cocheras aumenta, exponencialmente, el descrédito hacia toda la pléyade de políticos que confiaron en este sistema de transporte, pero no lo dejaron encarrilado, a quienes se opusieron ferozmente, solo por rivalidad política, aunque fuera en contra de los intereses de la propia ciudad y a quienes tienen la oportunidad de remendar esta vergüenza histórica que no lo hagan cuanto antes. Hace mucho tiempo que era necesario trabajar en silencio, con unidad de acción por una capital que no sale nunca bien parada del resto y en eso tienen mucho que decir nuestra clase política, pero también el carácter dócil y poco reivindicativo de una ciudadanía que, en ocasiones, parece vivir de espaldas al desarrollo de esta ciudad y de la provincia. En este sentido el ninguneo a esta tierra parte, en primera instancia, de los propios jiennenses que permiten continuados atropellos. Así salen muy baratas las afrentas a los proyectos que tienen que mejorar la calidad de vida de los jiennenses y proyectar la provincia hacia el futuro.