El primer problema del mundo

    07 ago 2025 / 09:01 H.
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    Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, el hambre en el mundo continúa como uno de los desafíos más significativos de este siglo. En 2022, se estimaba que 828 millones de personas sufrían hambre crónica en todo el mundo, lo que representa alrededor del 10% de la población mundial. La desnutrición, en paralelo, es un problema grave que afecta a millones de personas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2022, en torno a 2.300 millones de personas no tenían acceso regular a alimentos nutritivos y seguros. A este respecto, hay que destacar que el hambre en el mundo se debe a una combinación de factores que incluyen la pobreza, la desigualdad, los conflictos, el cambio climático y la pandemia de la covid-19. El hambre y la desnutrición pueden tener graves consecuencias para la salud, especialmente en niños. Ésta, cuando se vuelve crónica, afecta al desarrollo físico y cognitivo, aumenta el riesgo de enfermedades y de muerte. No es tan lejana una tesitura que se puede leer día sí y día también en las páginas de este periódico. En Gaza, según el Programa Mundial de Alimentos, la población enfrenta una crisis alimentaria y nutricional grave. La desnutrición aguda en niños menores de cinco años es alarmante, con niveles que superan el 15%. La situación se agravó debido a la escasez de alimentos, la falta de acceso a servicios básicos, la crisis económica y, por supuesto, el conflicto armado con Israel. La situación en Gaza es un ejemplo de cómo el hambre afecta a las poblaciones más vulnerables en situaciones de crisis y conflicto, y establece el límite de hasta dónde debe aguantar la comunidad internacional sin intervenir.

    Editorial
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