Difícil equilibrio de derechos

    11 feb 2018 / 11:03 H.

    El caso del joven que ha sido condenado a pagar 480 euros por reproducir una imagen de Jesús Despojado, de la Cofradía de la Amargura de la capital, con su propio rostro, ha cobrado alcance nacional. Hay tanto voces que aplauden la decisión adoptada por el juez, como quienes arremeten contra una condena que consideran “injusta y desproporcionada”. Según se recogía en la sentencia, difundió ese montaje “con manifiesto desprecio y mofa hacia la cofradía”. “Realizó una vergonzosa manipulación del rostro de la imagen, haciendo figurar en ella su propia cara y fotografía. La difusión fue un escarnio”, determina la resolución judicial. La Fiscalía solicitaba una condena de 2.160 euros, aunque finalmente, y en virtud de que el acusado admitió su culpa —según explicó, por consejo de su abogada— quedó solo en 480 euros.

    Con independencia de que se pueda considerar o no desproporcionada, bien es cierto que son dos derechos los que colisionan y que el equilibrio entre ellos resulta complejo, pero las leyes son claras. La libertad de expresión está absolutamente garantizada en la Constitución española. Según se recoge en el artículo 20, se reconoce y protege “el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”, pero deja claro que tiene límites. Entre ellos, el respeto a los sentimientos religiosos. La protección del derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto, está también reconocida en la Constitución en su artículo 16 y la ofensa a los sentimientos religiosos está reflejada en el Código Penal. Podrán gustar más o menos, pero la leyes dejan claras cuáles son las barreras. El respeto y el sentido común también son buenos consejeros.