Cien días y sigue la guerra

Ya se han cumplido los cien días de la fallida propuesta de alto el fuego presentada a Rusia y a Ucrania por el presidente de Estados Unido, Donald Trump. Su cacareada promesa de poner fin a la guerra apenas veinticuatro horas después de regresar a la Casa Blanca se topa de lleno, ahora, con la intransigencia del Kremlin. Hubo aceptación por parte del Gobierno ucraniano, a pesar del rapapolvo que se llevó el presidente, Volodimir Zelenski, en el Despacho Oval. Sin embargo, el enemigo puso condiciones, como el fin de la movilización y del suministro de armas, además del intercambio de información, que resultaron totalmente inviables. Se trata de propuestas de máximos que pasan por la entrega de los territorios ocupados, la neutralidad ucraniana en el tablero geopolítico o la limitación de sus fuerzas armadas que, a todas luces, desde Occidente observan como una clara muestra de que el presidente ruso, Vladimir Putin, no busca la paz, sino subyugar a su vecino con vistas a una ofensiva militar en el futuro. Los ataques continúan y, además, se recrudecen en las últimas horas, con importantes bajas entre la población civil, como los de esta semana sobre Kiev. Cien días de manipulaciones rusas y oportunidades perdidas para sellar la paz, a las que el mundo entero asiste sin que nadie tenga la varita mágica para poner fin a una tragedia tras otra en pleno siglo XXI. El único acuerdo por ahora es de índole humanitario, después de acelerarse en Estambul el intercambio de prisioneros de guerra y de miles de soldados caídos de uno y otro bando, si bien entre reproches y acusaciones, como la de que Rusia habría intentado incluir en estos canjes a los niños ucranianos trasladados a la fuerza.