Apuesta por el oleoturismo
Cada vez son más las almazaras privadas, incluso cooperativas, que se apuntan el tanto de mantener sus puertas abiertas todo el año para, después de producir y envasar su aceite, apostar por la comercialización nacional e internacional y el turismo oleícola. Es una manera de rentabilizar los espacios, incrementar las contrataciones, crear riqueza en el territorio, fijar a la población al mundo rural y hacer que el valor añadido que genera el olivar se quede en casa. No es fácil mantener firme un proyecto que necesita más profesionalización y personal cualificado, pero el modelo agrario ha cambiado tanto en la provincia que por ahí se vislumbra el futuro.
El consejero de Turismo y Andalucía Exterior de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, abogó en Baeza por la modernización de los productos turísticos, con el ejemplo del oleoturismo como punto clave a la hora de gestionar la estacionalidad en lugares de interior, como ocurre en Jaén, donde el mayor reto en la materia está en incrementar las pernoctaciones para desterrar la idea de que se trata de una provincia de paso. Son tantos frentes abiertos los que tienen los agricultores, siempre pendientes de las inclemencias del tiempo en la comunidad más castigada por el cambio climático, que los desafíos se convierten para ellos en oportunidades que, además, contribuyen a aportar sostenibilidad, accesibilidad e innovación a una propuesta que enriquece la oferta promocional jiennense. Hay cada vez más turistas internacionales interesados en propuestas ligadas a la experiencia que encuentran en el oleoturismo todo lo que buscan, porque este tipo de iniciativas permiten estar en contacto con la naturaleza en paisajes únicos, compatibilizarlas con visitas monumentales y, por supuesto, disfrutar de la gastronomía. La ayuda de las administraciones públicas al tejido empresarial es clave para apostar por este tipo de oferta excepcional y, en este sentido, los fondos europeos son una oportunidad para atraer inversiones.