Y el tiempo se detuvo
Mien un pequeño pueblo, un relojero llamado Martín, rechoncho y remendón, era conocido por ser el mejor en su oficio, capaz de arreglar cualquier reloj, por muy antiguo que fuera. Pero había algo especial en su taller: un reloj antiquísimo y misterioso que nadie sabía cómo funcionaba. Un día, mientras Martín trabajaba en su taller, el reloj comenzó a hacer un extraño ruido. Se acercó curioso y, de repente, el reloj se detuvo. No solo eso, sino que todo a su alrededor también se paró. ¡El tiempo se había congelado! Sorprendido y emocionado, investigó sobre el reloj: una casita pequeña, embarnizada de colorines cálidos y con un cuco en su interior que jamás cantó. Buscó en libros antiguos y consultó a expertos en relojería. ¡Nadie tenía una respuesta! ¡Aquel reloj poseía un poder sobrenatural inexplicable! Poco a poco, y con el pasar de los días, Martín descubrió que ese reloj tan enigmático tenía la capacidad de detener el tiempo solo cuando alguien tocaba un instrumento cuya música se pareciera al canto del pajarito dormido. Esto le permitió explorar el mundo congelado y encontrar lugares y personas que nunca antes había visto. Aun así, a medida que utilizaba el reloj con más frecuencia, se dio cuenta de que el tiempo detenido tenía sus consecuencias. Las personas que estaban en el mismo lugar que él, cuando el tiempo se paralizaba, olvidaban todo lo que sucedía. ¡Se sentía solo en su aventura! Al final, el viejo relojero tomó una decisión. Decidió utilizar el poder del reloj para ayudar a las personas. En lugar de explorar el mundo congelado solo, comenzó a usar el reloj —con su cuco dormido dentro— para detener el tiempo en momentos de peligro y así salvar vidas. Y se convirtió en un héroe en su pueblo. Las personas lo admiraban por su valentía y generosidad. Y aunque el reloj seguía siendo un misterio, Martín sabía que había encontrado su propósito en la vida.
ANA CACHINERO / Jaén
Mayor visibilidad a temporeros y voluntarios
Vivimos en un mundo donde la vorágine del día a día nos lleva, a veces, a no pararnos para reflexionar sobre aquellos que se encuentran a nuestro lado y que no son visibles, estas palabras vienen al hilo del reportaje que publicó Diario JAÉN el pasado domingo titulado “Un hogar para los temporeros”. En cuatro páginas se relata un recorrido nocturno con algunos miembros de Cáritas Interparroquial de la capital jiennense. Testimonios de voluntarios y, también, la experiencia vivida por jóvenes llegados de Senegal o Mali para trabajar en la campaña de la aceituna. Por tal motivo, es fundamental que se mantenga la red de albergues de temporeros repartidos por los diferentes municipios de la geografía provincial, como los de Jaén, Alcalá la Real, Baeza, Martos, Porcuna, Úbeda, Torredelcampo, Villanueva del Arzobispo o Villacarrillo, entre otros. Es más que evidente que nuestra tierra, con sus casi setenta millones de olivos, necesita, y mucho, la mano de obra llegada de otros países. Asimismo, el día 5 de este mes se celebra el Día Internacional del Voluntariado, una jornada que trata de dar visibilidad a la actuación de las personas que dedican parte de su tiempo libre a los demás y, sobre todo, de manera altruista.
JUAN LIÉBANA / Jaén
Evidencias del trabajo bien hecho
El resultado del derbi sevillano no fue solamente la evidencia manifiesta de que la plantilla bética es muy superior a la sevillista. Ese resultado también muestra dos realidades evidentes: en Heliópolis reina el crecimiento constante, mientras que en Nervión, la crispación. Y lo dijo Almeyda: “tenemos que asumir nuestra realidad”.
FAUSTINO LASARTE GÁRATE
Enemigos, que no adversarios
Prácticamente todos los días me dedico por las mañanas a leer 8 o 9 periódicos de tirada nacional con distinto signo político para de esta manera procurar no ser estrábico en mi análisis personal por lo más que leído, me atrevería a escribir, escrutado. Ocioso escribir que el fundamento de estas “Lecturas” está en su mayoría relacionado con la política. Leer a periodistas, columnistas del ABC, El Mundo, Confidencial, Imparcial, El Español, da para mucho, todo pensamiento debe ser aceptado y respetado. Termino leyendo a El País, Infolibre y Diario.es. Mi última lectura la dejo para mi Diario JAÉN y aquí me toca realzar a mi querida y más que respetada analista política, Manuela. Culta, sincera, imparcial, certera en sus análisis y mucho más. Bueno, ahora toca escribir sobre enemigos o adversarios. Mi opinión personal, y estoy seguro que compartida por muchos, es que en nuestro Parlamento hay mucho más de enemigos que de adversarios. Escribir sobre esto no alumbra a nadie que pueda leer este escrito. Es por esto que voy a ser un poco simple y me voy a referir a dos diputados que pueden ser paradigma de este enunciado. Tellado, de titulación, (no se conoce) porque retiró del Parlamento su currículum donde rezaba como periodista. De profesión, político. Ha pasado por muchos cargos dentro del PP hasta llegar a día de hoy ser la mano derecha de su amigo personal Núñez Feijóo. Sus manifestaciones en el Congreso “brillan” sobre todo por no dejar títere con cabeza cuando se enfrenta a sus enemigos políticos de todas las ideologías, pero sobre todo a los socialistas. Óscar Puente: Titulación, Abogado y tener un máster no homologado a nivel oficial. Ha sido alcalde de Valladolid, en la actualidad, ministro de Fomento. Profesión, pues político. Su inmersión en las redes sociales es intensa, goza de enorme ironía y tampoco deja títere con cabeza frente a sus enemigos políticos. Resumiendo, un par de personajes que no aportan precisamente sabiduría, ni buen tono como debiera ser de personas con cargo de gran peso dentro de sus partidos, aunque sí son mal ejemplo para los ciudadanos que leen y escuchan sus mensajes con una carga sustancial sobre todo de desprecio a sus adversarios. Voy terminando, dejo para otra ocasión, si me lo permiten para escribir más sobre el tema elegido. Lo voy a hacer con una palabra de enorme significado: la verdad, ¿dónde y en quiénes está? Deberíamos encontrarla en la honestidad e integridad de los políticos, esto inexcusablemente nos llevaría a encontrar la confianza en ellos, a día de hoy el ciudadano libre y normal está muy lejos de encontrarla. Ya sí termino, pero con un gran dilema sobre mi cabeza: tengo que votar, ¿pero a quién? Entonces me acerco al gran Maestro, Manuel Alcántara que escribía hace años: “Para mí la abstención me parece una postura legítima. A veces requiere reflexiones tan profundas que obligan a hacer submarinismo en las letrinas. ¿Por qué tener que elegir entre cosas que nos desagradan? Que una de ellas nos parezca la menos peor, no es argumento suficiente para escogerla. He escogido para finalizar estas frases porque sin mucho ánimo de acertar o equivocarme, vislumbro elecciones cercanas.
JOSÉ GÁRATE / JAÉN