Prostitución y política
Feijóo ha denunciado, como máxima vergüenza del presidente Sánchez, una relación de la familia de su mujer con la prostitución. Pero “olvidó” denunciar también a una Iglesia que muchas veces fundó casas de prostitutas, con cuyo tributo construyó el Vaticano. ¡No más escándalos farisaicos y maniqueos! Ya en Grecia y Roma se consideraba meritorio crear esas escuelas de desahogo de ese fuerte instinto natural, que evitan el maltrato o incluso violación al regular el desahogo de esa, casi para todos, gran necesidad. Como la hipocresía de Feijóo, también ha quedado al desnudo la del PSOE que, para ocultar esa pretendida vergüenza, ha intentado penalizar toda ayuda sexual remunerada, recién rechazada en el Congreso y denunciada en mis libros al respecto.
MARTÍN SAGRERA CAPDEVILA
El Peugeot de Pedro Sánchez
Son tantas las noticias y opiniones vertidas cada día sobre quien pagó el Peugeot y demás gastos de Sánchez durante la reconquista del liderazgo en el PSOE, que acabo de recordar que yo también financié aquella aventura durante las navidades de 2016. No sé cómo llegó a mi teléfono móvil, pero sí supe que los del PSOE de un pueblo de Valencia ofrecían participaciones de un número de la Lotería de Navidad de aquel año y decidí comprar una, o quizás dos. Las emitieron, expresamente, para ayudar a Sánchez en su periplo. Mi familia es testigo.
Me sorprende sobremanera que alguien como Sánchez, que según Feijóo ha conseguido realizar su sueño juvenil de presidir el Gobierno gracias al eterno y siempre lucrativo negocio de la prostitución, pretenda prohibirla. ¿No cree don Alberto que eso sería como matar la gallina de los huevos de oro? ¿Y no cree también que Pedro demuestra que pone sus convicciones, no pecaminosas, por cierto, por delante de sus supuestos intereses personales? Ahora casi me arrepiento, o no, de haber recordado aquella Lotería de Navidad. Como se entere Feijóo y a Sánchez, con “Casablanca” en la memoria, le dé por ilegalizar el juego en España, el gallego multiplicará sus tonterías verbales y el madrileño se terminará adueñando de todos los casinos. Sin salir del Palacio de la Moncloa, por supuesto.
DOMINGO SANZ
Amor y política
Fue un flechazo mutuo y, como todos, de locura. Tanta, que hasta quien tanto luchó para dirigir un partido y un país —y pretende, imprudente a mi parecer, seguir mandando hasta el 2030— nos “amenazó” hace un año con irse cuando calumniaron a su esposa. Por su ciego amor —a pesar del peligro, hoy evidente, para su carrera política— Sánchez tuvo la debilidad de tolerar que ella no rompiera de cuajo sus lazos materiales —tan unidos en su caso con otros— con su familia paterna. “Quien de vosotros esté sin pecado, tire la primera piedra”. O la segunda, tras la del inmaculado Feijóo.
EMILIA NOVAS SOLER