La derecha
y la eutanasia

    16 sep 2020 / 16:40 H.
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    No hay duda. La crisis sanitaria, de la que somos testigos excepcionales, ha traído un panorama de desasosiego al tejido empresarial y, por consiguiente, a las trabajadoras y trabajadores. Ya arrastrábamos las dos crisis del año 2008, la financiera a nivel mundial y, en paralelo, la de la construcción. En estos momentos de zozobra sanitaria y económica se tambalea el consumo privado. Especialmente este verano el sector turístico de nuestro país, entre otros muchos como los feriantes, se han visto muy afectados. En definitiva, ante cual cualquier dificultad las economías de bonanza se alzan y repuntan con la unión de todos. Pero también tenemos un sector que no se le tiene muy en cuenta. Y lo utilizamos todos los días. El nicho de empleo del periodismo sigue con un fuerte impacto negativo. Ahora es el momento de la solidaridad y de la ayuda en la medida de nuestras posibilidades. Y, concretamente, me refiero a nuestro Diario JAÉN. Ayudemos al consolidado periódico de referencia, en nuestra tierra, con la adquisición de la prensa diaria, los fines de semana o, para los más puestos en internet, con la opción versión digital. Contribuyamos a conservar lo nuestro como hacen en otros lugares de la geografía nacional. Queramos nuestra tierra y a aquellos que han defendido, desde hace décadas, este mar de olivos. Siempre lo he referido, por esta tierra han bregado constantemente nuestro Diario JAÉN y, no hay que olvidar y ser justos, la Diputación de Jaén. Es de bien nacidos ser agradecidos.

    El Ayuntamiento de Jaén no puede seguir mirando a otro lado, no debe seguir privando de un producto de primera necesidad como es el agua a centenares de viviendas. Tienen sin agua a familias enteras, con niños pequeños y personas mayores. Todos ellos son ciudadanos que pagan impuestos y se les niega poder tener suministro de agua potable de una red municipal existente que no requiere tan siquiera de obra. Un Ayuntamiento que debe velar por el bienestar de sus ciudadanos no puede actuar así, No continuéis echando piedras fuera y agilizad esos instrumentos normativos de los que habláis. Y dad una solución rápida. Agua ya.

    cuánto nos va a enseñar sobre nosotros mismos, y nuestra sociedad, la vivencia de esta pandemia!, y es que hemos podido comprobar que las grandes tragedias van siempre acompañadas de una ola de solidaridad que sale de lo más profundo y humano de nosotros. Y esta ola es tan poderosa que, cuando se produce, difícilmente puede ser frenada por esa otra parte negativa que también nos atraviesa a todos. Si los mares en calma no hacen buenos marineros, la tormenta que atravesamos nos da la ocasión de aprender la maestría necesaria para dirigirnos a buen puerto. Todos estamos inmersos en ella, pero hemos sentido la necesidad de agradecer el compromiso de aquellos que han estado, y están, en los lugares más peligrosos y comprometidos del barco que nos lleva a todos. Esta carta quiere ser también ese pequeño homenaje a dos profesionales sanitarios, entre muchos, que han estado entre lo divino y lo humano en esta durísima lucha por la vida de sus pacientes. Mi familia ha precisado de atención hospitalaria tras el contagio, y allí nos encontramos con la doctora doña Ruth Yeste Martín, que conjugó sus conocimientos médicos con su “preciosa humanidad” hasta conseguir que la enfermedad remitiese y, finalmente, darnos el alta hospitalaria y dejarnos al cuidado de nuestro médico de cabecera el doctor don Ramiro Aguilera Tejero. Jaén ha perdido a varios de sus médicos y a uno de sus enfermeros y he podido ver el dolor y el reconocimiento a su trabajo que ha producido en sus pacientes. Yo siento la necesidad de agradecer al nuestro, el doctor Aguilera, la acogida y el acompañamiento que nos ha proporcionado desde una calidad profesional y humana admirables. Me consta que ambos ya disfrutaban del reconocimiento de sus compañeros de profesión y de sus pacientes, y es que cuando la bondad se une a la voluntad y la inteligencia para luchar por la vida, lo humano y lo divino están muy cerca. Gracias.

    Para tapar sus prejuicios religiosos, PP y Vox embrollan creando falsos dilemas en temas profanos. Así tratan de frenar la ley de eutanasia que no obliga a nadie. Y lo hacen hablando de “suicidio asistido” o “solución final”, como si paliativos y eutanasia fuesen incompatibles. Aquellos son óptimos si el enfermo a pesar de su agonía anhela vivir sin dolor físico. ¿Pero qué ocurre si hay tortura psíquica? ¿Con qué se sana? ¿Con fármacos aletargantes el resto de la vida? El tormento mental de la enfermedad terminal es insufrible; y si alguien no lo soporta, la eutanasia es la salida para no implicar penalmente a quien lo asista. A nadie se le impone morir ni liquidar a un ser querido para librarlo del intolerable sufrimiento, en uno de los mayores actos de amor y, paradójicamente, más desgarradores que puedan darse. Demasiadas zancadillas, que una vez aprobada la ley olvidarán para servirse de ella como hicieron con el divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual. ¡Fariseos!

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