Trump, al desnudo
La afiliación a una formación política tiene una base principal. Coincide con la militancia en la defensa de unos principios y valores. A veces desde la lejanía no entendemos la fidelidad que guardan dichos militantes cuando la formación política a que se han inscrito reorienta esos valores y por tanto los adultera. Es lo que, sorprendentemente, estamos observando en los seguidores del PSOE. Ha dado un gigantesco giro abandonando la socialdemocracia para “irse de la mano” con el comunismo y la extrema izquierda. Se puede entender que los acontecimientos obliguen a los partidos políticos a diseñar estrategias diferentes a las planteadas en un principio, pero el renunciar a la base que ha servido para construir un proyecto es un hecho que significa traicionar a todos los que han confiado en esas siglas. Sánchez y el PSOE parece que así lo han hecho. Han abandonado a su militancia y de ahí mi sorpresa que dicha militancia no es consciente de ese abandono.
Quien escribe estas letras, es un anciano de 89 años, de Santander, que tiene el privilegio de que su Parroquia de Santa María Reparadora esté abierta durante todo el día; a partir de las 7 de la tarde que suelen terminar los actos de culto, la parroquia sigue abierta hasta las 8 de la tarde. ¿Seré yo un privilegiado? Sin duda alguna, pues los días que puedo acompañando al Señor hasta que cierran la iglesia. Lo he dicho infinidad de veces, en la Divina Eucaristía está todo. Es la fuente de la que mana la vida divina. Si anteponemos al hombre primero que ha Dios, todo se derrumba y la Iglesia queda convertida en una sociedad filantrópica distribuidora de alimentos. Cristo lo dijo bien claro: “sin mi nada podéis hacer”. Hay que volver y con urgencia a la adoración de la Divina Eucaristía, para lo cual es imprescindible suprimir la comunión en la mano. Queda un resto que sigue adorando y acompañando a Cristo en el sagrario, que son los que se postran y arrodillan para recibirlo en la comunión.
El mundo no consiguió que ganara la democracia en 1945. Cinco países conservaron el derecho de veto en la ONU. Hoy, ya sin disimulo, la mayoría está en guerra abierta o poco larvada; y muchos otros países, también. El “Si quieres paz, prepara la guerra” vuelve a ser muy urgente, contra lo que piensan los ignorantes, cobardes o agentes secretos de los más belicosos: Rusia, China y, ahora descaradamente, nuestro ex aliado EE UU, que no se libró del complejo militar-industrial que denunciara Eisenhower.
Europa no sólo debe unirse o reunirse con rapidez, sino reconocer y reparar en lo posible las causas que le llevaron a comenzar las dos primeras guerras mundiales. La tercera, si no la paramos a tiempo, la sufrirán, sobre todo, quienes no mueran en ella, porque los que ya están en la Luna, no se salvarán con el Marte que les promete hoy el lunático Donald Trump.
La apertura al turismo en España benefició mucho en el tardofranquismo no sólo a nuestra economía, sino también a nuestra apertura cultural y política. 75 años después, la economía lo hace cada vez no sólo menos necesario, sino incluso contraproducente, porque saturación desvía de industrias más productivas y menos contaminantes, mientras que la agobiante llegada de turistas poco deseables crea una perjudicial animadversión a los extranjeros en algunos puntos muy visibles e influyentes de nuestro país. Es necesario, pues, que cambie a fondo, incluso por su propio interés, la visión de muchos de nuestros líderes políticos y económicos sobre ese tema.
El fortísimo y unánime rechazo de horror al insensato e inhumano proyecto del presidente de EE UU de “suavizar” el genocidio de palestinos expulsándolos de su propio país puede contribuir a su caída, no sólo deseada ya por casi la mitad de los ciudadanos de EE UU (sólo ganó por dos millones más de votos) sino, tras destapar sus planes, por la inmensa mayoría de los dirigentes y ciudadanos de esta Tierra que quiere dominar y dañar aún más.