¿Normalidad?

    15 oct 2021 / 20:09 H.
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    el nombre de las Misas Gregorianas viene de San Gregorio Magno, quien fue Pontífice del año 590 al año 604. San Gregorio —estando durmiendo— tuvo un sueño en el que un monje, amigo suyo, Justus, que había muerto en el convento de San Andrés en Roma, se le apareció desde el purgatorio y le dijo que ofrecieran Misas por él para que saliera de allí; entonces, compungido, San Gregorio ofreció misas en 30 días consecutivos por el eterno descanso del alma de Justus. Al final de la última Misa, el fallecido se le apareció de nuevo anunciándole que había sido liberado de las llamas del purgatorio. Desde entonces, San Gregorio Magno instituyó esta práctica piadosa de celebrar estas 30 Misas por la liberación de las almas del purgatorio. Por lo tanto, es bueno saber está realidad, ya en este tiempo en el que se acerca la celebración de los difuntos, y en todo tiempo, pues la Santa Misa es lo mejor que podemos ofrecer por los difuntos, para que puedan de esta manera dar el salto definitivo desde el purgatorio al cielo, en donde la felicidad es tan plena: que ni ojo vio, ni oído oyó la exultante magnitud de tan exuberante grandeza.

    el PP es una derecha faltona y grosera que cada miércoles en las sesiones de control al Gobierno, en vez de ganarse el pan con preguntas útiles, las dilapida con bronca cínica impelido por Ayuso y Vox. Para mejorar la vida ciudadana, la democracia necesita una oposición que vigile y controle al Gobierno: critique lo criticable, denuncie lo denunciable y coopere en la discrepancia presentando alternativas útiles. Pero, tristemente, la oposición que tenemos, instalada en la creencia de que alimentar el conflicto con antipolítica le dará votos, antepone sus propios intereses a los de España. Por eso impide la gestión cuestionando la legitimidad del Gobierno, pone palos en las ruedas, imposibilita el diálogo, ataca la legalidad con bloqueos antisistema y frena cualquier iniciativa del Ejecutivo. Es patética... El politólogo alemán Jan-Werner Müller lo expresa con claridad: “El populismo necesita enemigos; la democracia requiere oposición. ¡Hum!... ¿Será por eso que se llama Partido Popular?

    Uno de los lemas más destacados de la manifestación antiseparatista de Barcelona sintetizaba el desastroso resultado que, (como no puede ser menos en la era de la globalización), tiene el intentar volver al sangriento periodo de los cerrados nacionalismos de principios del siglo pasado, ahora en Inglaterra y en Cataluña: “¡Brexit o Catexis, catastrofexit!”. Esperemos que sus víctimas internas acaben reaccionando ante los trágicos daños que están causando los sueños literalmente reaccionarios de algunos demagogos, hoy ya a todos sus paisanos nativos e incluso, en cuanto pueden a la UE y aquí, por partida doble, a toda España.

    el informe encargado por los obispos franceses da cifras aplastantes sobre la extensión de la pedofilia en el clero y entre colaboradores. Pero, al menos, ellos han trabajado durante años para aclarar los delitos y ofrecen reparación. En España, los obispos se han esforzado, por el contrario, por negar los hechos, a pesar de las exhortaciones del Vaticano. Si con Jesús no hubo si no un solo traidor, que se arrepintió enseguida, devolvió el dinero y se suicidó, aquí no tenemos noticias de ningún arrepentido confeso ni en la hora de su muerte.

    normalidad? Esto es lo que me pregunto cada día cuando salgo a la calle. Ya no hay restricciones, ni horarios recortados o suprimidos, ni toques de queda ni aquellos cierres perimetrales de los que tanto escribió nuestro periódico. Y está bien, por supuesto, para que todos podamos sentirnos liberados y la economía a la pequeña me refiero, coja otra vez fuerza, o al menos se recupere. Pero, miro alrededor y me pregunto: ¿Normalidad? No es así. Aunque cada vez veo por la calle más gente sin mascarilla, vaya donde vaya, la mayoría las lleva puesta, sobre todo los mas mayores, los ancianos. Y muchos de los que no las llevan se adivina que va en el bolso, la cartera o el bolsillo, cuando no colgada del antebrazo por la goma, cosa que no debe hacerse, por cierto. Los leí aquí también. No hay normalidad como antes de la pandemia y todavía tenemos cierto recelo de que cuando entre el invierno pueda haber otra ola o un gran repunten, como suele decirse. Vamos a esperar que no, pero, mientras se completa la vacunación, pongámonos todavía la mascarilla para salir, a no ser que estemos solos, a distancia de grupos o convenientemente separados. Hay que cuidar lo que tanto ha costado conseguir, con más de mil muertes en esta provincia. Merecerá la pena cuando la OMS de por cerrada la pandemia del coronavirus.

    Cartas de los Lectores