Un testigo creíble

    26 may 2020 / 16:32 H.
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    Desde hace más de 65 años he vivido el ambiente del arte flamenco y no he dejado de estar en contacto con aficionados que cantaban flamenco en Jaén y diversas zonas del resto de España —años 1955 hasta el día de hoy—. Cuando hice el servicio militar, en Palma de Mallorca, en el aeropuerto de Son San Juan (en Aviación), durante 18 meses, viví el ambiente con un grupo que le gustaba el flamenco, entre ellos un joven futbolista valenciano que jugaba en el RCD Mallorca y, que estaba en la misma casa donde yo dormía los fines de semana; su nombre era Fuertes; al licenciarme, no sé por qué motivo dejamos de tener contacto y, después, no he sabido nada más de él. Al volver a Jaén a finales de septiembre de 1961, continué en mi tierra trabajando con la empresa malagueña Taillefer, S. A., hasta finales de 1966, que les compré todo el negocio de venta de motocicletas (Guzzi y Ossa y recambios de automóvil). En esos años ya empezábamos a juntarnos los aficionados al flamenco en el Bar-Restaurante Adriano, Bar Tomás, Las Tabernas El Marqués, El Hueco y alguna más. El 29 de abril de 1972 fue la inauguración oficial de la Peña Flamenca de Jaén, asistí a la comida y a la actuación en el Teatro Asuán, del homenaje a Rafael Romero “El Gallina”, y a beneficio de la Asociación de Protección de Subnormales; intervinieron en el cante: Rafael Romero, José Menese, El “Lebrijano”, Enrique Morente, Diego Clavel, Juanele de Jerez y Manolillo de Paula, y a la guitarra: Manolo Brenes, Pedro Peña y Antonio Ayala, con la colaboración especial de “Radio Popular”, de Jaén. La mejor época que he conocido de flamenco fueron desde 1955 a 1995, pero desde finales de 1999 al día de hoy, la economía y el flamenco van empicados al precipicio, a pesar de ser considerado por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad —desde el 16 de noviembre de 2010—, pero eso es un eslogan con miras a la publicidad de los políticos, peñas flamencas, flamencólogos y medios de comunicación. Por 2008 nos fuimos mi señora y yo a vivir a La Cala del Moral (Málaga) y me di de baja en la Peña Flamenca de Jaén. Yo asistía a casi todas las actuaciones que había en el Rincón de la Victoria (la Peña El Piyayo), la de Juan Breva, en Málaga. También nos juntábamos varios aficionados en el Hotel María Cristina, de La Cala, a tomar una copa de vino y escuchar flamenco y con el tiempo organicé una Asociación Cultural de Flamenco que fue reconocida por el Centro Andaluz de Flamenco, pero no llegué a registrarla, pues no encontré las personas idóneas y necesarias para formar la directiva. Con dos buenos amigos, asistí a muchas peñas flamencas de la provincia de Málaga. En septiembre de 2015 volví a Jaén y aquí continúo viviendo, asisto a casi todas las actuaciones que se hacen en la Peña Flamenca y ninguna noche encuentro a diez socios de mi época. El 24 del pasado abril, me escribió el presidente de la Confederación de Peñas Flamencas de Jaén, hablándome del problema actual del flamenco a consecuencia del coronavirus y que si tenía alguna sugerencia por hacerle; le contesté el mismo día y le propuse que, para antes de 15 días, debería convocar una reunión con la delegada del Patronato de Cultura y Festejos del Ayuntamiento de Jaén, el representante de la Diputación Provincial, el presidente de la Peña Flamenca de Jaén y 5 o 6 buenos aficionados al flamenco, en las instalaciones de la Peña Flamenca, Salón Mudéjar o donde considerase oportuno y, si yo era invitado, asistiría a la reunión. Le hacía ver que se deben estudiar las actividades con suficiente tiempo para que, en cuanto se reduzcan las infecciones, empezar los festivales de primavera-verano en Jaén y toda su provincia; aún no me ha contestado ni él, ni la señora delegada del Patronato, a la que también le escribí el 4 del actual con el mismo ofrecimiento. Mi pasión ha sido siempre el deporte, el arte flamenco, tener una mediana cultura, ser empresario y ayudar a la pequeña y mediana empresa. La sociedad española está desorientada y poco unida ante la crisis actual y futura, creo que vamos a pasar varios años muy problemáticos; la única solución que veo es que los dos partidos que han gobernado desde que se implantó la democracia en España (PP y PSOE), hagan un acuerdo “sin engaños” y sean ellos y todos los demás partidos políticos, los primeros que den ejemplo, bajándose sus ingresos actuales de un 10 a un 30% (todo funcionario, político y empleado de la administración que cobre anualmente más de 15.000 euros), proporcional , hasta que desaparezca esta crisis. Han de reducir los impuestos y, ayudar a la pequeña y mediana empresa y, sobre todo, no ponerle trabas. En ese momento, pueden exigir que todos los ciudadanos nos apretemos el cinturón y entre todos resolveremos esta mala situación. Me tomo la libertad de opinar temas de importancia, pues por mi edad —de 1.939—, he sido empleado de solo dos empresas y empresario 45 años en Jaén y, no he conocido unas circunstancias peores que las que nos esperan; creo que tengo experiencia para dar mi modesta opinión.

    En pleno proceso de canonización de Albino Luciani, el Papa Francisco acaba de crear la Fundación Juan Pablo I, poniendo a su principal colaborador al frente, el cardenal Pietro Parolin. Con ello tiene el objetivo principal de impulsar el estudio y difusión de su legado. Y seguramente también recordar a toda la Iglesia que, como decía Pablo VI, el mundo necesita hoy testigos que hagan creíble el mensaje evangélico, no mensajes abstractos.

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