Entra en vigor
Eclipse de luna en Valencia
El Papa Francisco ha querido dedicar el Año Jubilar 2025 a la Esperanza: “Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos a menudo contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda. Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad”.
Con su habilidad económica y política, Francia ha reinaugurado su catedral medieval, joya turística, que no ya de vida religiosa, como pretende aún el diario ABC. Cifras cantan, y no es música celestial: los católicos que siguen las directrices de su Iglesia no pasan del uno (1) por ciento, y los de 15-59 años que todavía declaran ser católicos son sólo el 29 por ciento. En España, ya una mayoría nos declaramos no católicos. Pero los catalanes, dado que nuestra catedral era la más oscura del mundo, según un estudio alemán, hemos hecho otra, que se llena cada día; pero como la de París y la otra nuestra, de turistas. Su arquitecto, Gaudí, en un tan trágico como simbólico suceso, murió aplastado por un representante —entonces— del progreso: un tranvía. Y tampoco ha aparecido aquí un Jesús —o alguno de sus autoproclamados representantes— para echar con un látigo a los mercadores del templo.
Alabada por su luz, esa Luna brilla sólo en las tinieblas nocturnas. Feijóo aún no ha tomado medidas serias contra Mazón, su jefe en Valencia, culpable de centenares de muertos y centenares de miles de muy damnificados directos por un diluvio, previsto, pero “descuidado”. Tampoco actúa contra su jefa en Madrid, culpable de los 7.291 mayores encarcelados y muertos durante la pandemia y de los ya millones privados de una atención médica a tiempo; Ayuso pretende incluso sustituir a quien, aupado por un contrabandista, llegó a ser jefe del PP y ahí sigue aún tras perder las elecciones, gracias a un gran y público contrabandista de drogas. No es que hoy gocemos de un sol del mediodía, pero nos acecha un severo eclipse nocturno si uno o ya otra se apoderan de España.
