La Jaén rural y el movimiento asociativo
La provincia de Jaén se desangra por la continua pérdida de habitantes. Es una realidad dura, pero incuestionable. El entorno rural está de moda para alojarse en casas rurales o disfrutar de las vacaciones estivales visitando a la familia. Sin embargo, para arraigar a sus vecinos en el territorio, lo fundamental es contar con un empleo estable y duradero. Los jóvenes abandonan los pequeñas municipios en busca de un mercado laboral con mejores condiciones y, por supuesto, de una mayor estabilidad. También es cierto que, para fijar población, resulta imprescindible disponer de servicios de calidad, como centros de salud, colegios, instalaciones para nuestros mayores, buenas carreteras y seguridad garantizada por la Policía y la Guardia Civil.
Los principales agentes que hoy intervienen en el mantenimiento de los residentes en el medio rural son las distintas administraciones públicas y las empresas que generan oportunidades laborales. No debemos olvidar tampoco a las asociaciones y colectivos que fomentan la cultura, el deporte o la educación ambiental. Un ejemplo claro lo encontramos en la localidad de Jódar (11.362 habitantes). En este municipio de la comarca de Sierra Mágina se encuentra uno de esos movimientos que promueven el respeto por la naturaleza: la Asociación Ecologista Guardabosques, una entidad sin ánimo de lucro que en 2025 celebra su trigésimo aniversario. Tres décadas en las que sus miembros han implicado a los más pequeños en la creación de una conciencia más sostenible. Por cierto, el 1 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ecología.
Del mismo modo, la Peña Bética Blanquiverde de Jódar conmemora también tres décadas de historia. Ambos son claros referentes del movimiento asociativo, capaces de resistir el paso del tiempo y, sobre todo, de ofrecer alternativas de ocio y tiempo libre a quienes habitan la Jaén más rural. Desde estas breves líneas quiero felicitar a las dos entidades, dirigidas por Juan José García y sus respectivos equipos, por su admirable dedicación y su incansable labor en favor de un tejido social tan necesario en nuestros pueblos.
JUAN LIÉBANA / Jaén
Ganar dinero
Juan Roig afirmó que los empresarios no deben sentir vergüenza por ganar dinero. No he sentido jamás el prurito de ejercer de patrón; a decir verdad, me faltaron los arrestos necesarios para dar ese paso ya que ser empleado resulta infinitamente más cómodo y tranquilo que ser empleador. ¿Por qué alguien desea dar ese paso? Evidentemente, uno de los factores que priman es el deseo de ganar dinero, cuanto más mejor; ¿Podemos criticarlo? Nadie puede negar que cuanto mejor le vaya al empresariado, los trabajadores se sientan más seguros ya que sus puestos de trabajo no solo no corren peligro, sino que las plantillas aumentan. Ganar dinero no debe escandalizar a nadie sino todo lo contrario: debe ser motivo de admiración y sana envidia. Incluso Jesús echó mano de la hipérbole del rico y el camello para entrar en el reino de Dios. Nadie puede dudar que tanto el empresario como el obrero ganan el pan con el sudor de sus respectivas frentes; unos trabajan ocho horas, incluso menos, mientras que los otros: pequeños, medianos y grandes no tienen horario. “No nos falta valor para emprender ciertas cosas porque son difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas”, Séneca dixit.
FRANCISCO JAVIER SÁENZ MARTÍNEZ / LASARTE-ORIA