Justicia franquista
Buena parte del colectivo judicial es elitista –solo unos pocos pueden permitirse opositar durante 5 años–, conservador, permanece ideologizado y se envalentona con el bloqueo inconstitucional de seis años que mantiene el Partido Popular en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de mayoría altamente derechista. Y, por eso, son muchos los togados que aceptan falsas acusaciones basadas en recortes de prensa y bulos que señalan a la izquierda. Esas denuncias, que en países de nuestro entorno no tendrían ningún recorrido judicial, aquí se transforman en arma política. Mientras algunos jueces usurpan órganos que no les corresponden, la derecha judicializa toda la acción legislativa para llevar a cabo una guerra procesal que inhabilite y provoque, mediante un barniz de legalidad, el repudio social a la izquierda: decenas de querellas inventadas son archivadas años después de corrosivo ataque mediático, ocasionando daños permanentes que perturban el resultado electoral. En definitiva, jueces que pretenden estar por encima del Legislativo. ¡Y luego hablan de independencia judicial!
MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS GORDON
Manifestaciones ante dos partidos
La manifestación de sus votantes ante la sede del Partido Socialista (PSOE) en pro de Sánchez me ha hecho recordar –como profesor de política, he estado en ambas– la que hicieron no hace tanto ante el Partido Popular también sus propios votantes, pidiendo lo contrario, la dimisión de su presidente, Pablo Casado, que tuvo que dejar su cargo siendo sustituido por Feijóo, no menos discutido y perdedor en elecciones, como fue destituido por el Congreso el jefe del PP anterior a Casado, Rajoy. Por el contrario, en la actual manifestación de sus partidarios ante la sede del PSOE, además de ser esta mucho más numerosa y en favor de Pedro Sánchez, actual presidente de su partido y del Gobierno del país, se ha destacado el creciente número de banderas de España, menos visibles antes, cuando le felicitaban por conseguir ser el jefe del partido y de nuestra gran patria grande.
MARTÍN SAGRERA CAPDEVILA
Soledad mental
Hay tanto ruido que hace un silencio demoledor. Entre tantos compromisos y opiniones sobre las políticas y los planes de salud mental, me encuentro con el fallecimiento de dos de mis compañeros durante mi ingreso en la Unidad de Agudos. Los dos, con solo unos meses de diferencia, han muerto en el más absoluto aislamiento social. Los dos eran jóvenes y se han ido esperando la atención psiquiátrica y psicológica regular que les correspondía. La que por desgracia no han podido pagar en una privada... Hay tanto frío mental, que hace una vergüenza demoledora.
DANIEL CAMPOS LÓPEZ / LINARES
“Consejos vendo que para mí no tengo” del alcalde Martínez-Almeida
Martínez-Almeida acaba de pedir a Sánchez “menos reflexión y más pensar en los españoles...” para acabar contradiciéndose y recomendarle que “reflexionara sobre si se parece a los españoles y puede gobernar para ellos”, que es precisamente lo que Sánchez ha dicho que está haciendo. Por si esto fuera poco, Almeida ha añadido que “yo lo que voy a hacer es trabajar en los problemas de los madrileños y no en los míos”. Y tiene la desvergüenza de presumir de eso cuando acaba de faltar a su trabajo el triple de tiempo que Sánchez, y encima por un puro viaje de bodas, que podría haber hecho mucho más corto y en periodo veraniego. Alguien tendría que recordarle el “Consejos vendo, que para mí no tengo” a este esperpéntico personaje que la Falange debería denunciar por presumir de ser uno de ellos.
PEDRO DELGADO GÓMEZ
De Nínive a Sodoma y Gomorra
Cuando Jonás recibió de Dios la misión de que fuese a Nínive para anunciarles que sería destruida dentro de 40 días, no quiso llevar ese trágico mensaje, y se embarcó para rehuir esa misión; pero fue arrojado al mar, le tragó una ballena y al tercer día lo arrojó al mar en Nínive; viendo que el mensaje celestial no admitía dudas, fue a Nínive, predicó el mensaje, Nínive se convirtió y Dios les perdonó. España y Europa, llevamos mucho tiempo, demasiado, destruyendo el plan de Dios con una inmoralidad, perversión y degradación que se ha hecho insoportable. Esto es el fin. Tenemos dos opciones: o arrepentirnos, o ser destruidos como Sodoma y Gomorra. No sirven evasivas ni palabras azucaradas. Ante nuestros ojos tenemos el ejemplo de Jonás y hay que ser muy insensato para no percibir la gravísima situación actual, fruto de nuestra apostasía y desacralización de la divina eucaristía. Y de lo que se siembra, se recoge. Las innumerables leyes maléficas y perversas, no pueden dar fruto bueno. O cambiamos el sistema o lo hacemos todo nuevo, incluyendo a la Iglesia Católica, pues sino puede ser que nos suceda como a Sodoma y Gomorra; los síntomas de una guerra devastadora, cada vez se ven más claros.
JAIME FOMPEROSA APARICIO
¿La comunión en la mano se suprimirá?
Me refiero al Vaticano porque hay lugares, creo que muy pocos, en los cuáles puedes comulgar de rodillas y en la boca. Y esto no es una cuestión baladí. Cristo es la Iglesia y la divina eucaristía es Cristo. Por tanto, Cristo, la Iglesia y la divina eucaristía es lo mismo, es la presencia de la Santísima Trinidad. Si suprimimos a Cristo, todo se disuelve, no queda nada. Dios es inmutable y no puede cambiar. Si suprimimos algo, es como una profanación del templo sagrado de Dios. Tengo el presentimiento de que moriré sin haber visto esta gravísima desacralización. ¿Qué puede ocurrir? No lo sé, pero una sociedad sin Dios y una Iglesia mundanizada y desacralizada no pueden tener buen fin. Queda un resto, el ejército de la Santísima Virgen, cuyas armas son la cruz, el sagrario y el rosario. Satanás será vencido y se establecerá una nueva época espiritual.
JAIME FOMPEROSA APARICIO
¡Pedro continúa!
Las artimañas pseudoestrategas de la extrema derecha no consiguen doblegar al presidente del Gobierno. Pedro Sánchez continuará en el cargo y la vicepresidenta Yolanda Díaz ya le ha pedido dos cosas: la primera, tumbar la llamada ley mordaza del Gobierno de Rajoy; la segunda, y no por ello menos importante, la reforma del CGPJ, que ya es hora...
MANUEL JESÚS FERNÁNDEZ