Improvisación en marcha

    07 dic 2025 / 08:41 H.
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    El control de las retiradas de efectivo en cajeros automáticos que pretende implantar el Ejecutivo central no parece comprenderse en su totalidad. La lucha contra el fraude fiscal es, sin duda, necesaria y loable, pero quizá debería abordarse desde el origen del problema antes que en su manifestación final.

    Resulta difícil para parte de la ciudadanía aceptar esta medida cuando, en los últimos años, algunos miembros del partido en el gobierno y del propio Ejecutivo se han visto envueltos en casos polémicos. En este contexto, cobran sentido refranes como “Dime de qué presumes y te diré de qué careces” o “Hay que predicar con el ejemplo”, que reflejan la percepción de incoherencia entre el discurso y la actuación del gobierno. La tardanza en afrontar con firmeza el fraude fiscal —que tanto perjudica a la economía nacional y a quienes cumplimos escrupulosamente con nuestras obligaciones tributarias— tampoco contribuye a reforzar la credibilidad de esta iniciativa.

    Si la intención de esta medida es combatir una economía sumergida que se estima entre el 22 % y el 23 % del PIB, parece insuficiente centrarse en el eslabón más vulnerable de la cadena del dinero. Cuesta creer que un control sobre las retiradas de efectivo sea capaz, por sí solo, de actuar de forma significativa sobre un problema tan arraigado.

    Quizá esta propuesta busque transmitir la impresión de que se está actuando contra el fraude fiscal. En cualquier caso, habrá que ver cómo reacciona la ciudadanía. Si el objetivo es obtener rédito electoral, una parte importante de la población podría no interpretarlo de la manera deseada por el gobierno. En definitiva, la medida suena a un lavado de cara en toda regla.

    PEDRO MARÍN / ZARAGOZA

    Más de 200 familias, a la calle

    En Madrid mismo, más de 200 familias pueden ser desahuciadas. Hace décadas un particular donó sus viviendas “para los pobres de Madrid”. Pero la Fundación Fusara, del Arzobispado de Madrid, las vende ahora a una sociedad opaca. ¿Los católicos no tienen nada que decir ante este inhumano despojo? Pero ¿cuántos “fieles” quedan que lo sean de verdad?

    MARÍA FAES / MADRID

    El municipio de Jamilena muestra un no rotundo a la planta de biometano

    En el de Jamilena lo tienen bastante claro. Los habitantes de esta villa del área metropolitana de Jaén se oponen a la construcción de una planta de biometano a menos de 500 metros de su término municipal. No se recuerda una manifestación tan multitudinaria como la que se vivió el pasado viernes por las principales calles jamilenudas. Todo el mundo se echó a la calle para mostrar su repulsa a la implantación de este tipo de instalaciones de biometano destinadas a procesar los residuos del cultivo del olivar. Es más que evidente que este pueblo lucha por la salud pública de sus vecinos. El clamor popular era claro en la manifestación: “No a la planta de biometano” o “Jamilena unida jamás será vencida”. También estuvieron presentes en la concentración un buen número de vecinos de Torredonjimeno y Torredelcampo. Una vez finalizada la manifestación, en la Plaza de España se procedió a leer un manifiesto donde quedó bastante clara la negativa de todo un pueblo y comarca. Jamilena muestra un no mayúsculo a la proliferación de este tipo de plantas como también en los municipios de Alcalá la Real, Andújar, Arjona, Mengíbar y Torredonjimeno, entre otros pueblos.

    JUAN LIÉBANA / JAÉN

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