El ejercicio de diario del amor y el valor de estar juntos

    27 jun 2025 / 09:02 H.
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    Quien es verídico, asume la responsabilidad de ser lo que es y se reconoce libre activando los andares auténticos. Además, se predispone a salir de este mundo de falsedades, a retomar otros cultos más seguros, que aminoren las tensiones y acrecienten el abrazo sincero entre culturas diversas, frente a la tentación de huir a espacios virtuales, que no entienden de corazón y menos aún de espíritu donante. En una sociedad, en la que las tecnologías parecen acercarnos, no suele ser así, distanciando a los que viven próximos. En ocasiones, esa sintonía de miradas adheridas a la palpitación del corazón, como lenguaje de acompañamiento vivo, permanecen ausentes. Desde luego, no hay mejor arma que un te quiero dicho con toda el alma, para sofocar el grito de la humanidad.

    Por otra parte, el ser humano en su esencia no debe ser esclavo, de nadie ni de sí mismo, sino un entusiasta de los latidos. Su única misión reside en el amor, que es lo que nos nutre y nos eleva el verbo en verso. De ahí, lo vital que es ser poesía y no poder, que todo lo apodera de intereses mezquinos. Nuestro deber, sin duda, es huir de este hábitat alocado que incita permanentemente al conflicto. Dejemos de cultivar batallas absurdas que no resuelven los problemas, al contrario, los agrava hasta el extremo de impedir que cicatricen. Lo transcendental es no dejarse torturar por el miedo, como individuo vinculado a rehacerse en cada despertar, al menos para que la alegría sea conjunta y el reencuentro tan efectivo como afectivo.

    Indudablemente, hemos de regresar al universo de la cercanía, para que la humanidad deje de deshumanizarse y de volverse inhumana. Nada nos asusta más que la inmovilidad y el individualismo. El entrenamiento cotidiano y conjunto es el que nos pone alas. Ahora, claro, lo sustancial es orientarse en todos los contextos afablemente, predominando siempre el sentido de comunión y comunidad, de ser familia. No hay otra verdad más grande, que todos dependemos de todos, por eso cuesta creer en nuestro propio afán destructivo. Al cuidar de nosotros mismos, comenzamos a cuidar de la tierra, reflejando lo importante que es alcanzar ese espacio interior, tanto del aprender a reprendernos, como del querernos para poder querer a los demás y a lo que nos rodea.

    Con lo que está sucediendo en el planeta, con la agitación y las hostilidades que hay, me parece de suma influencia, el ejercicio diario del acercamiento y la práctica del corazón, como un enfoque contemplativo del bienestar físico, mental y espiritual, de cada cual consigo mismo, para mantenerse armónicamente saludable y superar la depresión y la ansiedad. Entrar en sanación, pues, es trascender. Utilicemos el poder del amor, ya no sólo para amarnos, sino también para ser amables y colindantes. Desde luego, nunca es tarde para reiniciar el diálogo y renovar modos y maneras de vivir, antes de que el terrible sufrimiento humano que originan las luchas, nos deje sin palabras; y, lo que es peor, sin confianza alguna.

    El futuro siempre está ahí, entre nosotros, y no como una expectativa para vengarse, sino como un instante más; que debe contribuir a superar los errores del pasado, reconstruyendo nuevos caminos de paz. Ojalá aprendamos a poner la estima y el respeto en acción, seguro que generamos entonces un mundo más fraterno, concienciado en las alianzas, para fomentar habilidades entre sus poblaciones como la empatía, el trabajo colaborativo, el liderazgo compartido y la creatividad para solucionar problemas. En efecto, si nos dejamos ablandar el corazón, levantando al que está caído, acariciando al que ha sido maltratado, atendiendo el alarido de la gente atemorizada, seguramente una esperanza reavivará otra esperanza; y, el barco de la vida, será la mejor sonrisa en la marea existencial.

    VÍCTOR CORCOBA HERRERO

    Asaltos con el descanso

    Son las 10 de la noche, en el exterior él mercurio marca 35º. Espero para abrir las ventanas. Mi cuerpo a las 00:00 horas, pide descanso. No miro el termómetro, abro las ventanas recibiendo un golpe del calor exterior. Adapto mi cuerpo a la nueva situación, consiguiendo poder dormir. A las 2 de la madrugada me despierto sudoroso y pegajoso. El mercurio ha pasado su factura, Un aseo rápido, es necesario para refrescar el organismo, así como la ingesta de varios vasos de agua. Vuelvo a la cama, aprovechando una suave brisa que acaricia mi cuerpo llevándome a los brazos de Morfeo. Nuevo asalto a las 5. De nuevo los efectos climáticos se manifiestan en el organismo. Repetición del asalto anterior, pero con una calma chicha que impide conciliar el sueño. La relajación se impone. A las 7, con la luz del día iluminando el dormitorio, me despierto precisando nuevamente refrescar el interior y el exterior de mi organismo. Son los asaltos de una noche de tantas que quedan por venir en este verano, que de nuevo hace sus estragos sin piedad para el descanso que tanto necesitamos los seres humanos. ¿Cuántos años de combate nos quedan por delante en los estíos que cada vez son más infierno que bienestar?

    PEDRO MARÍN USÓN / ZARAGOZA

    El Partido Popular es una rémora para la democracia

    El PP asume que el poder le pertenece por la gracia de Dios, convencido de que las instituciones del Estado son su coto privado. No importa si gobierna o no: siembra dudas, manipula a la opinión pública y cuestiona la legitimidad de las instituciones que deben servir a todos los ciudadanos. Vayamos por partes. En 1993, varios sondeos privados daban al PP una victoria mínima, pero cuando se cerraron las urnas, los entonces líderes del partido, Arenas y Gallardón, no dudaron en denunciar un supuesto “pucherazo” orquestado por el Gobierno socialista. Fue necesario que el Rey Juan Carlos I telefoneara a Aznar para poner fin a semejante despropósito. En 2004, para intentar retener el poder a toda costa, el PP mintió a sabiendas al atribuir la autoría de los atentados del 11M a ETA. Ahora, Aznar, Feijóo y toda su cúpula hacen declaraciones incendiarias sembrando la sospecha sobre la integridad de nuestro sistema electoral, sin presentar una solo prueba, sabiendo perfectamente que el nuestro es uno de los más transparentes y rigurosos del mundo. El PP no solo desprecia la verdad, sino que manipula a la ciudadanía para alimentar sus propios intereses. Son lo peor de la política, la encarnación del “trumpismo”. No es un partido de Estado, es un cáncer de la democracia.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS GORDON / madrid

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