Descenso a los infiernos

    19 sep 2023 / 09:09 H.
    Ver comentarios

    Ganar a toda costa, en cualquiera de las facetas de la vida, puede conducirte a transitar senderos inimaginables. En verdad, nada puede objetarse al afán de “ganar” pero, cuando ganar se convierte en el único de los objetivos admisibles, el caminante se verá obligado a acometer fatigas y dificultades que nunca antes creyó soportar. Cuando Pedro Sánchez, en su agónica y esforzada carrera por alcanzar el poder, actuaba como jefe de la oposición, tildaba a Mariano Rajoy de blando en sede parlamentaria y se atrevía a presentar severas medidas contra el golpe de Estado que se acababa de producir en Cataluña, entre ellas, el cumplimiento íntegro de las penas de prisión para los líderes rebeldes, el agravamiento de la sedición porque los quince años que la penaban le parecían insuficientes y la persecución implacable del expresidente de la Generalitat huido, Carles Puigdemont, que prometió traer preso desde Bélgica para ser juzgado. Esto es así y está grabado; no hay duda de que estas palabras se pronunciaron como no existen dudas de que, apenas cinco años después, la realidad es muy distinta por obra y gracia de quien las pronunció: los líderes rebeldes han sido indultados, la sedición ha sido derogada y se va a intentar la amnistía penal para Puigdemont y compañía. Algunos comentaristas de la actualidad piensan que esta contradicción extrema entre las palabras y los hechos del Presidente cobija un plan oculto de cambio de régimen, en concreto, el paso de la Monarquía parlamentaria actual a una República, pero personalmente me inclino más por la hipótesis esbozada al inicio: a Pedro Sánchez solo le interesa ganar y, por ganar, está dispuesto a pagar cualquier precio, aunque éste sea el cambio de un régimen legal. Alcanzar el poder es su única meta, con independencia de planes preconcebidos, y nada parece oponerse a esta ambición desenfrenada: ni sus declaraciones anteriores, que nos recuerdan con claridad su descarado cambio de criterio, ni las tensiones internas que se desarrollen en el PSOE, con riesgo, dicen, de escisión, ni las mismas tensiones generadas a nivel nacional en amplias capas de la sociedad, donde se ha introducido una preocupación justificada por la división territorial española y la inestabilidad política consecuente, que nos distrae mucho de los negros problemas económicos que se entrevén en el horizonte. De esta forma, de la mano del nacionalismo y el independentismo, Pedro Sánchez parece dispuesto a transitar su personal “descenso a los infiernos”, un descenso que supone admitir contradicciones vergonzantes apareciendo como un estafador ante la opinión pública, asumir la contestación interna de su organización política hasta el punto de poder desmembrarla o introducir por largo tiempo la incertidumbre en la vida de una nación debido al debilitamiento de su estructura política. En nuestra larga tradición europea, no ha sido Pedro Sánchez el primero en acometer este “descenso a los infiernos”; el primero en hacerlo, aunque por causas mucho más nobles desde luego (“para escarmiento de la Humanidad y mostrar el castigo que llevan aparejados los pecados mortales”), fue el poeta italiano del siglo XIV Dante Alighieri que, tomando como guía al excelso poeta romano Virgilio, se introducen en los nueve círculos del infierno descritos en “La Divina Comedia”, allá por el 1300. En esta obra Dante expone la cosmogonía medieval, dividida en los tres estratos metafísicos básicos —infierno, purgatorio y paraíso— que pesaban sobre las conciencias de aquellos tiempos, pero el de más fertilidad literaria siempre ha sido el infierno. Dante y Virgilio bajan por los sucesivos círculos infernales a medida que avanzan en la gravedad de los pecados, hasta llegar al último, el noveno, donde se encuentra el peor de todos: el de la traición. Para Dante, ése sería el sitio que le correspondería a Puigdemont, traidor no solo al juramento a la Constitución española sino también a sus compañeros de causa abandonados a su suerte en su huida. Si Pedro Sánchez decide emprender el descenso hasta ese círculo para entrevistarse con el expresidente deberá tener muy en cuenta el aviso que, a modo de maldición, hay en una de las entradas del infierno, según observó Dante: “Abandona toda esperanza si entras aquí”.

    FRANCISCO ABRIL PALACIOS / Jaén

    Podemos nos puede salvar

    Las dirigentes de Unidas Podemos (a la sombra del hombre) acaban de amenazar con no votar a Sánchez si no nombra como ministra, y otra vez de Igualdad, a Irene Montero. Esto es lo que se ve que piden para volver a tener un Gobierno, que repita en el Ministerio de Igualdad Irene Montero. Simplemente. Lo que faltaba, espero, para convencer al presidente de que lo estable y decente para renovar su cargo son unas nuevas elecciones en las que, quien pueda, gane con las mejores herramientas para gobernar sin tener que deberle nada a nadie. Claro que ahora juegan contra Sánchez sus defectos y errores de cinco años, tan exagerados por medios que están de sobra más que bien pagados. Pero hoy también, y no sólo en Galicia, conocemos la extrema corrupción desde su juventud de un Rajoy, descarado colaborador de un tristemente famoso narco (incluso de tabaco, que mata a muchos más); su increíble ignorancia, política e incluso general; su inagotable descaro al mentir y repetir tan fresco sus embustes; su capacidad probada de unirse con la ultraderecha, etcétera. Mientras los ciudadanos no seamos mejores, tendremos que escoger entre lo imperfecto y lo peor.

    MARTÍN SAGRERA

    Ayuso, ¿dónde están los millones?

    Después del comer, el alojamiento es la primera necesidad y derecho humano para la sociedad. Esto es así y está más que bien pensado. Por ello, el Estado proporcionó a Madrid a principios del 2022 treinta y dos (32) millones para ayudar al alquiler. Ayuso empezó los trámites para su distribución de año, y ahora, un año después, sólo ha entregado la quinta parte de esa ayuda para 2002 a sólo 2.193 de los 11.147 reconocidos beneficiarios. ¿Dónde están los millones? ¿Se los han robado los de la oposición? Ella no los ha denunciado, que se haya contado en información, pero todos hemos visto como casualmente Ayuso, ha gastado en ese tiempo muchos millones en propaganda para poder seguir viviendo en su gran palacio el de su partido en las varias recientes elecciones. Todo un ejemplo al por mayor de que “La caridad bien entendida empieza por uno mismo” y de que es una excelente distribuidora.

    PABLO ROSALES

    Cartas de los Lectores
    set (0 = 0)