Religionesy guerras
Ni la intención de Cristo fue inspirar el cristianismo, ni la de Mahoma inspirar el islamismo. Ambos, cristianismo e islamismo, son construcciones a semejanza de los humanos gobernantes, inspiradores de cruzadas y guerras santas, como ejemplos históricos, en su afán de obtener el poder, pero sobre todo son dos dioses que crearon las personas para sentirse mejor con uno mismo, con el único fin, sin diferencias, aunque ahora quieran excusarse con la religión, que es la causa de los atentados islamistas. Hay un axioma que dice: “Cuanta más religión más guerra, y cuanta más guerra más religión”. Falsa religión ésta que oculta oportunamente la propia divinidad que habita al ser humano, situándola fuera y haciéndolo así fácil de manipular. La religión no es esto, no está creada para hacer guerras, la religión es amar a tu prójimo, cuidar a los seres más queridos y, sobre todo, comportarse de la misma manera con todos. Religión que, después de alimentar guerras, convenientemente también, se propone como consoladora, salvadora, otorgadora, ahí es nada, de las mismas llaves del “paraíso”. Si investigan solo un poquito en la raíz de las últimas guerras de religión (contra el mal de George Bush, o la yihad violenta) comprobarán fácilmente que no tienen “inspiración divina”, sino humana, la religión es la excusa que utilizan los cobardes para hacer guerras. Provocadas por hombres no santos ni sabios, desde luego, sino más bien todo lo contrario: aviesos y alimentados por intereses ocultos e impenetrables que crean el mal.