¿Castigos ejemplares?

    05 jun 2016 / 10:25 H.

    Se llama Yamato Tanooka y a sus siete años ha vivido una experiencia que, a mi juicio, debe ser de lo más traumática. Acabo de leer que sus padres lo dejaron abandonado en un bosque de una isla a modo de castigo para escarmentarlo. ¿Su gran pecado? Lanzar piedras contra los vehículos que veía pasar por la calle. Desde luego, la noticia es de lo más sobrecogedora pero, al menos, el pequeño ha sido localizado sano y salvo, después de que se movilizara cielo y tierra cuando se supo para encontrarlo.

    Según se ha podido saber, fue hallado en una base militar por un soldado, después de recorrer unos cinco kilómetros a pie y habría sobrevivido solo con agua que pudo encontrar. El padre de la criatura ha pedido disculpas públicas, pero a mí me inquieta que, al margen del arrepentimiento, esta historia tiene demasiados cabos sueltos. No se sabe si tenía más hermanos o no; si habían probado ya otros métodos de castigo y habían fracasado ya; si el niño ha pedido también perdón por lo que hacía mal... En fin, porque en nuestro país a una madre la condenaron por darle un cachete a su hijo y tuvo que pasar un calvario judicial para que la dejaran estar con él. Hoy en día faltan herramientas para poder tratar a niños “díscolos”, en las familias y en los colegios, con una evidente pérdida de autoridad.