No es cuestión de buenismo

    15 ago 2019 / 10:38 H.

    Es vergonzoso ver cada verano cómo es habitual que con la llegada de inmigrantes por el Mediterráneo, veamos cómo pierden la vida algunas personas en alta mar, o esos rescates a manos de ONGs, mientras otras personas veranean en sus lujosos yates, en tanto, son fotografiados por los paparazzis. Open Arms ha dejado claro que ellos trabajan solo para evitar que mueran en alta mar, pero que lo que viene después, depende de los países que quieran acogerlos. He perdido la cuenta de cuántos días llevan allí, en mitad del agua, sin que encuentren un lugar de acogida. Fue curioso cómo un actor de la talla de Richard Gere subió a ese barco, cada vez más famoso, para hacer ver al mundo que se están infringiendo varios derechos humanos dejándolos varados en “tierra” de nadie, cuando saben perfectamente que huyen de las mafias y de un pasado que prefieren olvidar porque no les queda otra. Cada vez la línea que separa ambos mundos es más fina. Mirar hacia otro lado, no solo es una vergüenza, sino una falta de empatía, como resultado de una falta de memoria sobre las razones por las que se conformó la UE. Esto no es cuestión de buenismo, es cuestión de responsabilidad y de una deuda a todos estos países de los que proceden, que nunca han sido indiferentes para los intereses europeos.