Jaén, el olivo y el cine
Probablemente mucha gente de Jaén haya sentido sorpresa y alegría al ver anunciado el estreno de la película “El olivo” dirigida por Icíar Bollaín con guion de Paul Laverty. Algunos también se han sentido un poco decepcionados al comprobar que las localizaciones elegidas para el rodaje han sido el Bajo Maestrazgo de Castellón y Düsseldorf. Para muchos ha resultado frustrante que una película con ese título no haya sido rodada en la provincia de Jaén, la primera provincia a nivel mundial en número de olivos plantados. El olivo, uno de los arboles más sobresalientes en la historia, de troncos retorcidos y hojas de color verde y plateado, símbolo de vida —algunos pueden durar hasta 2.000 años—, con sus aceitunas y aceite tan importantes para la alimentación y la salud de las personas. La actriz Anna Castillo, representa a Alma, una joven de campo que siempre ha vivido junto a su familia, trabajando en la cría de pollos y de olivos. Manuel Cucala, representa a Ramón, el abuelo de Alma, que desde hace años no puede hablar ni comunicarse por padecer demencia senil. La esencia de la película recuerda el conocido poema de Mario Benedetti “El olvido no es victoria sobre el mal ni sobre nada, y si es la forma velada de burlarse de la historia, para eso está la memoria que se abre de par en par, en busca de algún lugar que devuelva lo perdido; no olvida el que finge olvido, sino el que puede olvidar”. Alma, determinada por el amor a su abuelo decide esforzarse por recuperar un olivo milenario al que su abuelo tenía un gran aprecio y que sus hijos vendieron hace doce años a una empresa para convertirlo en su marca corporativa. Algunos críticos encuentran en el guion signos “anti”, han observado una denuncia anticapitalista que reivindica una relación no mercantil con la Naturaleza y una cierta simpatía por las movilizaciones antisistema. A pesar de ello, podemos encontrar algunas enseñanzas, entre ellas, una de todos los tiempos “que a veces el éxito no está en conseguir que se cumplan nuestros deseos, sino en aprender qué es lo que vale la pena en la vida”.