A-6000
Ni que decir tiene que las vías de comunicación en nuestra tierra deben encontrarse en perfectas condiciones. Unas buenas carreteras favorecen el desarrollo económico y turístico de las comarcas y, por supuesto, sirven para afianzar a la población en su pueblo. Precisamente, la provincia no se caracteriza por el buen estado de las carreteras, donde el bache y el parcheo imperan a sus anchas. Los conductores hemos normalizado este tipo de elementos sobre el asfalto.
Es el caso de la A-6000, entre los municipios de Mengíbar y Villatorres. La plataforma creada para tal reivindicación lleva varios años reclamando a la Junta de Andalucía un arreglo integral de una carretera que soporta una gran densidad de tráfico cada día. Además, la Plataforma A-6000 pide también actuaciones en el puente sobre el río Guadalbullón debido a su mal estado. Los núcleos de población de Villargordo, Torrequebradilla y Vados de Torralba, pertenecientes a Villatorres, necesitan una vía con mejoras en la capa de rodadura, mayor anchura y la eliminación de varios cambios de rasante, para que se convierta en una carretera más segura para los usuarios. En definitiva, es imprescindible que la red de vías de comunicación terrestres se halle en perfectas condiciones por el bien de nuestros pueblos y ciudades.
JUAN LIÉBANA / Jaén
Del bar al salón
Según el Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza, en 2019 el 69 % del consumo de esta bebida se producía en bares y restaurantes. En 2024, ese porcentaje ha caído al 63 %. A cambio, el consumo en los hogares ha pasado de 13,3 a 16,2 hectolitros: casi un 22 % más. No son solo cifras, sino el reflejo de un cambio social y económico. España siempre ha sido país de bares, de cañas compartidas y sobremesas interminables. Pero que cada vez más cervezas se abran en casa muestra cómo la inflación y la pérdida de poder adquisitivo están transformando nuestra forma de relacionarnos. La carestía de la vida no solo encarece el ocio, también nos roba encuentros, risas y comunidad. El pincho de tortilla por el encarecimiento de los huevos, junto a una caña cada vez más cara, nos dejan un pasado que se está olvidando.
PEDRO MARÍN / Zaragoza
La realidad climática
la COP30 finalizó con el reconocimiento unánime de que el objetivo de 1,5ºC pende de un hilo. Esta crisis ya no es de conciencia, sino de ejecución. La brecha más peligrosa es la que existe entre la retórica y la acción. Los gobiernos, responsables directos, incurren en la principal hipocresía: “Hablar verde en la cumbre y financiar lo marrón en casa”. Esto ocurre al inyectar miles de millones en subsidios a los combustibles fósiles mientras firman compromisos para la transición. El sector corporativo contribuye con el ecopostureo profesional, donde el capital cortoplacista choca con las inversiones profundas necesarias. El beneficio inmediato pesa más que la supervivencia. Estamos ante una derrota moral y existencial. No necesitamos más declaraciones, sino rigor. La solución pasa por la regulación vinculante y la rendición de cuentas de gobiernos y empresas. La única herramienta efectiva restante es la presión ciudadana constante para exigir que los acuerdos de papel se conviertan en leyes de acero.
MANUEL FRANCISCO LARA GARRIDO / Jaén