80 años de un límite cruzado
80 años de un límite cruzado
Este 6 de agosto de 2025 se cumplieron 80 años desde que el mundo presenció, por primera vez, el poder destructor del átomo sobre la ciudad de Hiroshima. Aquella mañana de 1945 marcó el inicio de una nueva era: la era atómica. No fue solo el nacimiento de una nueva arma, sino la inauguración de una amenaza permanente sobre la humanidad.
Desde entonces, hemos vivido bajo la sombra del “equilibrio del terror”. La capacidad de aniquilación mutua ha contenido —paradójicamente— muchas guerras abiertas entre potencias. Pero ese equilibrio es frágil. Basta un error humano, un fallo tecnológico o un acto desesperado para que lo impensable se vuelva real.
Hemos permitido que nuestra inteligencia científica supere con creces nuestra madurez moral. La energía atómica ha servido también para fines civiles, es cierto, pero su carga simbólica y real sigue pesando sobre la conciencia humana. La bomba no terminó una guerra; inauguró un dilema ético que aún no sabemos resolver: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre del poder, del progreso o de la seguridad?
A 80 años de aquel hongo nuclear, el mundo no necesita más armas definitivas, sino decisiones definitivas para desarmarnos moral y técnicamente. Que el recuerdo de Hiroshima no sea solo una efeméride, sino una advertencia: cuando cruzamos ciertos límites, no hay marcha atrás.
PEDRO MARÍN USÓN / Zaragoza
Mujeres en el poder: un mundo mejor
Durante siglos, el poder ha sido mayoritariamente masculino. Las consecuencias son visibles: corrupción sistémica, conflictos armados persistentes y estructuras políticas que privilegian a las élites por encima del bienestar común. Hoy, en un mundo que clama por líderes éticos, transparentes y comprometidos con la justicia social y la paz, surge una verdad avalada por datos y estudios: la participación de mujeres en política reduce significativamente los niveles de corrupción y conflictos.
Varias investigaciones internacionales revelan que donde hay mayor presencia femenina en cargos públicos, los índices de corrupción tienden a disminuir. Y no es casual. Las mujeres, en general, son menos proclives a asumir riesgos innecesarios, rechazan la violencia como mecanismo de poder y privilegian soluciones dialogadas. Además, el haber sido históricamente excluidas de las esferas de decisión, las ha dotado de una perspectiva distinta: luchan por un sistema más justo, transparente e inclusivo, con reglas claras que protejan a todos, especialmente a los más vulnerables.
A diferencia de las estructuras jerárquicas donde priman la competencia y la imposición, el liderazgo femenino suele ser más colaborativo, empático y orientado al trabajo en equipo. Esta forma de gobernar favorece la rendición de cuentas, la gestión ética de los recursos públicos y una relación más cercana entre autoridades y ciudadanía. Es decir, transparencia. Así que, cuando las mujeres gobiernan, hay menos espacio para el clientelismo, el abuso de poder y el desvío de fondos.
No pretendo idealizar ni decir que todas las mujeres son incorruptibles o pacíficas, sino de reconocer la realidad: cuando ellas acceden a posiciones de poder, lo hacen desde una lógica transformadora que cuestiona el viejo orden político. Las mujeres no solo llegan al poder, lo redefinen.
En un momento en que la desconfianza hacia la clase política avanza en todo el mundo, abrir paso a más mujeres en los gobiernos no es solo una cuestión de equidad de género, sino una necesidad urgente para reconstruir la ética pública, devolver legitimidad a las instituciones y pacificar el mundo.
En general, más mujeres en el poder es igual a menos corrupción, más justicia, más bienestar colectivo y más paz. Apostar por ellas es apostar por un futuro más limpio, más humano y más democrático.
MIGUEL FERNÁNDEZ-SÁNCHEZ PALACIOS / MADRID
Políticos corruptos
La corrupción es fácil en los políticos, por lo que conviene cambiarlos con frecuencia. Lo malo es que hoy la alternativa a Sánchez es el PP y que en la cárcel de Soto del Real han entrado en 46 años 88 políticos, 87 del PP y 1 (uno) del PSOE, como señala el diputado Rufián. Encima, el actual jefe del PP, Feijóo, comenzó como amigo de un contrabandista de drogas y después, ya político, con la hermana de ese vivales, siendo elegido en su partido tras la enorme caída de Rajoy y el despido a los pocos meses, por incapaz y falso, de su sucesor.
ALFONSO PRADA CANO / MADRID
Hay que respetar
No todos somos iguales. Pensamos distinto, tenemos gustos distintos, costumbres distintas pero nos hemos de adaptar, a pesar de nuestras diferencias, tanto en la familia, en el trabajo y en cualquier actividad social, para lograr esa convivencia pacifica tan necesaria y que este mundo no sea la selva. No son hechos aislados los que están sufriendo los creyentes con agresiones a lugares de culto burlas e insultos a costumbres religiosas tradicionales. El cartel que anuncia las próximas fiestas de la Mercé en Barcelona es una mofa a la Virgen de la Mercé, patrona de la ciudad, con una tradición de siglos. No pierden ocasión para ofender. Si quieren darle un carácter laico no es necesario usar símbolos religiosos para ofender. Se ha perdido el respeto y eso daña la buena convivencia en nuestra sociedad plural.
LOURDES CAMP / BARCELONA