Y la Liga sigue

28 sep 2017 / 16:00 H.

La ventolera parece que se ha calmado. La decisión de los rectores del Real Jaén de hacer cambios decisivos en la organización deportiva del club levantó revuelo y protestas en algunos sectores de la afición, pero ya parece que las aguas vuelven a sus cauces, porque así tenía que ser. La directiva blanca reconoció públicamente que, a causa de los mil problemas que tuvieron que resolver para dar vida al club, no acertaron en el planteamiento de algo primordial como es la confección de la plantilla de jugadores. Lo admitieron y están dispuestos a rectificar. ¿Qué hay que oponer si lo que buscan es mejorar el potencial futbolístico? No vamos a estar toda la vida reprochando los errores —entre numerosos aciertos— del principio. Esta es una nueva etapa, según parece, mejor meditada y sopesada. Es verdad que en la remodelación se prescindió de los servicios de Valenciano, el hasta ahora entrenador, un hombre honesto que, tal vez, no tuvo mucho que ver en la construcción del plantel. Pero esto suele pasar en el fútbol.

Protestar está en la mano de todos. Al principio, no solo aplaudían, sino que bendecían la llegada de Tomás Membrado y su equipo de colaboradores. Hizo lo más difícil, salvar al Real Jaén, pero que yo recuerde nadie habló de que también se prometiera el ascenso esta temporada. Está claro que a un club que cuenta con la fuerza de la masa social que respalda al Real Jaén hay que pedirle un equipo en consonancia y, lógicamente, con aspiraciones, siempre con aspiraciones. Yo soy de los convencidos de que, a pesar de que lo realizado hasta ahora por el equipo fue digno, pero no es suficiente para alentar las máximas aspiraciones. La directiva parece que piensa igual. Por ello, decidió tratar de mejorar la parcela deportiva. ¿Hay algo malo en ello? Rubén Andrés no ha sido bien aceptado por muchos aficionados. Pero tampoco se le puede negar el pan y la sal hasta no ver cómo desarrolla esta responsabilidad que ha contraído con el Real Jaén.

El plantel está en manos de un nuevo técnico que alcanzó gran prestigio en el fútbol internacional como jugador y que, prácticamente, acaba de empezar su carrera como entrenador. Salva Ballesta debe saber de lo que va esto, y bien merece darle confianza y la libertad para trabajar. Para juzgar siempre hay tiempo. De momento, hay que seguir unidos porque la Liga sigue.