World Padel Tour jaenero

    23 may 2018 / 08:28 H.

    El Jaén jaenero que a diario patean jiennenses y jaeneros así como comprovincianos ajenos y muy pocos forasteros sigue siendo ese pueblo grande que, lleno de pachorra, aspira a ser ciudad. Eso sí haciendo valer su irrefutable título de capital del Santo Reino, en cuya historia contemporánea se sigue consolidando como lugar de paso a pesar de su enorme potencial de atractivos dislocados y hasta despreciados. Otro gallo cantaría si todos sus atractivos fueran entroncados en pro del beneficio común desde un trabajo colectivo que conecte la trasversalidad resistente y las sinergias que surjan de sus sumados proyectos. A bote pronto me gusta el color del World Padel Tour jaenero, sus cuatro principales patas; promocionar la catedral, impulso turístico de la capital, patrocinio empresarial jiennense y fomento del AOVE. Pero para gustos colores. Y es desde los colores, ¡siempre los colores!, desde donde se llevan las manos a la cabeza ante el proyecto de turismo deportivo que prevé meter en Jaén 20.000 personas, cabe matizar lo de meter en este lugar de paso, que durante la celebración, las veinte mil almas, aparte de admirar la más hermosa joya del renacimiento, (la catedral), que aspira ser patrimonio de la humanidad también patearan la capital; consumiendo en las maltrechas actividades económicas locales que siempre despreciadas se resienten en las últimas décadas por las nefastas políticas de los colores, ¡otra vez los colores!. Sí, colores. Colores que a veces se diluyen y manchan los criterios propios de unos y otros que se lanzan al debate, en legítima diversidad de opiniones, crucificando a promotores y defensores que entienden que un revulsivo como éste beneficiará a toda la capital mucho más que aquel perjuicio destructivo pensante del imaginario colectivo de los detractores que se rasgan las vestiduras pisando las cercanas baldosas catedralicias hundidas y los socavones de adoquines inducidos por los autobuses articulados del transporte público municipal: sostenido por los colores durante décadas. ¡Ay colores!, ¿están listas las raquetas, plurales, para de una vez por todas respetar los golpes?.