Vivir sin miedo

Ernest Hemingway, que fue partícipe de la idiosincrasia española, escribió que fanático es el hombre que está convencido de tener la razón, y que la contingencia le otorga esa confianza. A un fanático no se le reconoce por su bandera o por su ropa, sino por la cantidad de miedo que es capaz de digerir. Todos vivimos bajo el mismo sol, y el miedo sería una lente que orbita sobre nuestras cabezas mientras canaliza el calor, la decepción y los desastres que a todos nos afligen. De esta manera, las personas reaccionan de diferente forma ante las mismas situaciones. Si bien aquello de lo que nos privamos nos atormenta y nos lleva a los excesos, creo que el miedo y la ira que llenan las calles se deben a un complejo que confunde la causa con el efecto. Si tienes dinero, asegúrate de habértelo ganado; si tienes amigos, piensa en cómo te has acercado a ellos y, si gritas una idea, mejor que sea realmente tuya. No permitamos que el miedo nos ayude a tomar decisiones, porque la verdadera libertad es poder vivir sin él y reconocernos, no en una sigla política o en el color de un escudo o bandera, sino en aquello que hacemos con los demás.