Villancicos del ayer

    23 dic 2022 / 17:26 H.
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    Será que me estoy haciendo vieja, pero cada vez recuerdo con más nostalgia las Nochebuenas de mi infancia en Noguerones, ya saben, esa aldea de Alcaudete que está partida en dos por el río Víboras y donde tuve a bien nacer. Semanas antes del día en cuestión, los niños iniciábamos los ensayos de los villancicos que cantaríamos por las casas para pedir el aguinaldo. Nuestras voces infantiles se escuchaban todas las tardes, para suplicio de los mayores que nos oían desafinar. Entre canción y canción, planificábamos la ruta que seguiríamos, incluyendo siempre las casas donde sabíamos que los dueños eran más generosos. Hacíamos cábalas sobre las pesetas que nos podríamos sacar y lo que compraríamos con ellas. Cuando llegaba la Nochebuena, nuestras madres nos abrigaban bien, cogíamos las zambombas, las panderetas y alguna que otra botella de anís vacía y nos lanzábamos a la aventura. Íbamos solos, los adultos se quedaban al calor del brasero, con el plato de mantecados y los licores bien dispuestos para atender a las visitas. Aún recuerdo esos villancicos, las risas y el frío que nos cortaba la cara, vestigios de un tiempo que ya pasó, pero que sigue vivo en mi memoria. ¡Feliz Nochebuena!

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