Villacarrillo: Toros versus cáncer

30 may 2019 / 10:26 H.

Cada uno de nosotros afronta los problemas de manera diferente y, ante un trance de gravedad, la actitud que adoptemos será determinante. Pero si hay momentos que exigen dominio, valor y recursos, son los que tienen que ver con las enfermedades. Las hay, como las del corazón, que suelen llegar de repente, y que te avisan con un puntazo o te liquidan sin avisar. Otras te dan tiempo de vida pero te desarman para poder lidiarla con holgura. Y otras, como el cáncer, que desde lejos llevan en la cara sus ganas de matar. Lo que se siente ante una situación así, solamente pueden saberlo quienes la padecen en sus carnes o la sufren en la cercanía. Es una pelea en la que a veces se gana y a veces se pierde, pero en términos taurinos también aquí es la faena lo que cuenta. En situaciones límite las personas sacamos fuerza de donde parece que no las hay, y cada uno a su manera, con más o menos arte, con más o menos valor o con más o menos gracia, —que si se tiene no se debe perder nunca— afronta lo que le venga. Aguantar la embestida de semejante marrajo, requiere de mucho valor y de mucho temple, pero también del apoyo humano y técnico para vencerlo y del trabajo científico para prevenirlo. Y para eso hacen falta recursos que, dado el volumen del problema, no siempre son cubiertos por los sistemas sanitarios. Todas las ayudas son pocas, cosa que todo el mundo entiende menos, al parecer, Pablo Iglesias cuyas declaraciones respecto a las donaciones del empresario Amancio Ortega algo habrán tenido que ver en la caída electoral de su partido. En esa idea de atenuar el impacto causado por el cáncer, mejorando la vida de los enfermos y sus familiares y financiando proyectos de investigación para combatirlo nació la Asociación Española para la Lucha Contra el Cáncer (AECC) que tiene en Jaén una de sus sedes más activas, levantada, por cierto, con fondos recaudados por el Festival Taurino del Cáncer, que nació y creció gracias a la inestimable colaboración del maestro Enrique Ponce y a la participación de muchos jiennenses llegados de todos los rincones de la provincia. En el Festival de Cáncer nos juntamos todo tipo de aficionados con otros muchos espectadores que disfrutan de la fiesta sin más complicaciones. Este festival es el punto de encuentro de lo taurino con lo solidario. Es la vuelta a los orígenes de la tauromaquia cuando, en ausencia de negocio taurino, se celebraban las fiestas con fines benéficos, repartiendo la carne de los toros a los más pobres o financiando hermandades y cofradías. Y es también, un acto de homenaje a los enfermos y familiares de cáncer y a la labor impagable de la propia AECC que ahora preside el ilustre cirujano beatense don Marcelino Medina. Este año la cita es en Villacarrillo gracias a la excelente disposición de su alcalde. Allí nos juntaremos el domingo. Porque solo juntos es cuando se llega lejos y solo cuando la causa es noble merece la pena juntarse. Razones humanitarias, pero también taurinas, hacen obligada la asistencia, ante un interesante cartel que alienta la esperanza de una gran tarde de toros en la que tenemos que destacar la presencia del triunfador de Sevilla, Pablo Aguado, que ha resucitado la exquisitez en el arte de torear: La lentitud, la naturalidad, la sencillez, la autenticidad, la suavidad... La difícil facilidad. El toreo puro. El de verdad.