¡Ven pronto, Saúl!

    11 sep 2019 / 08:51 H.

    Hace tiempo (desde que supimos que te habías cuajado y que viajabas pausada, y a veces, agitadamente a este, nuestro primer mundo) que te esperamos con ansias desbordadas. Todos te queremos un montón, especialmente tu hermano Abel que ya cuenta contigo para todo y sabe que ya sois cuatro en vuestra casa. Desde que se despierta hasta que se acuesta y cualquier salida u ocurrencia la aprovecha para besarte y contarte todo lo que pasa como si ya estuvieses entre nosotros físicamente y no en el vientre de tu querida mamá. Es tan cariñoso y magnánimo que, cuando le dan al algún regalo, pregunta si es para ti y no le importa compartirlo contigo aunque sea de su propiedad. Esperemos que cuando nazcas siga perdurando ese cálido ambiente hogareño y los celos fraternales no lleguen a amargar vuestra convivencia y que os llevéis fenomenalmente, como amigos íntimos a ser posible. Todos vamos viendo como creces prodigiosamente en el vientre de tu madre, que tanto te quiere y te anhela, ya que cada vez lo tiene más abultado, pues su alimentación y vida gira en torno a ti para que nazcas sano y fuerte, totalmente preparado para la trepidante e ignota vida que te espera. También tu padre, abuelos y tíos andamos pendientes de tu bienestar y queremos verte y abrazarte pronto, arrullarte con cariño, amarte para siempre con tal de que seas el niño más feliz del mundo; y, así mismo, seas solidario, cuando vayas creciendo en sabiduría y cuerpo, haciendo el mayor bien que puedas a lo largo de tu vida. Todo se andará, Saúl. Habremos de darte ejemplo para ello...No queremos que te demores en tu llegada a este mundo, en el que estamos —todos— con los brazos abiertos para recibirte. Nos preguntamos cuánto te parecerás a tu hermano y padres, qué peso tendrás al nacer, cómo será tu carita linda y tu cuerpo gentil, cuánto nos llenará tu presencia, agregando a tu hogar más amor y cariño por los cuatro costados... ¡Aquí estamos ansiosos por conocerte, ven pronto, Saúl; no te demores!.