Uvas y campanadas

    31 dic 2022 / 16:00 H.
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    Permítanme que este último día del año les hable del azar, esa resbaladiza sustancia invisible que todo los trastorna, convierte y confunde. Nada puede ser más injusto que la suerte, ni hay mayor ilusión que tenerla como cómplice para ver cómo se cumplen nuestros deseos. No obedece la vida a ningún destino escrito ni a palabras divinas, sino a la fortuna de tener un buen punto de salida. Así, sin apenas darnos cuenta, el primer cuarteto de uvas ya llegó al estómago. Estas primeras campanadas llevaron nuestra voz a nuestros oídos, por eso las siguientes hablan en plural: por ejemplo del amor. Y con el amor viene a veces también la ira, bien lo saben aquellas mujeres que ya nunca podrán brindar. Cada año es un viaje cargado de imprevistas despedidas, de anhelos, pasión y aventuras. Sí, no se extrañen, ya hemos devorado once campanadas y uvas: azar, ilusión, deseo, destino, amor, ira, nostalgia, pena, alegría, pasión y sexo. El tiempo no es una uva, ni un tic tac, tampoco el gong de una campana: es el camino que atrás dejamos y también la voz de nuestros pasos. Y ahora, con la boca llena, la última uva: por aquellos que mueren de hambre.

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