Uno de los grandes

04 jul 2017 / 17:00 H.

Uno de los temas de los que más se habla y se escribe en la actualidad es el de la cocina. Pero por muchas recetas que se lean nadie puede asegurar si le gusta una comida sin haberla probado. Con el cante flamenco pasa igual. Por mucho que se escriba y se lea sobre él, nadie puede juzgarlo y saber lo que le gusta y lo que no sin haberlo escuchado. Como en la cocina, las recetas están ahí, cada palo tiene su medida, pero también depende del cocinero, en este caso del cantaor, que el cante te llegue o no, te guste un cante más que otro según quien lo interprete. Los testimonios válidos del cante flamenco, siendo tan antiguos, no son demasiados viejos. No se puede juzgar con criterio sino a partir de que existieran los discos y, aunque nos remitamos a los de pizarra, tampoco hace tanto tiempo. Cada intérprete suele tener su propia personalidad, su sello de identidad para entender y decir los cantes. Uno de los que más personalidad tuvo fue José Monje Cruz, conocido mundialmente como Camarón de la Isla. Precisamente el pasado domingo se conmemoró el 25 aniversario de su muerte. Recuerdo que allá al final de la década de los 70, en un festival en homenaje a Juanito Valderrama, se había anunciado la presencia de grandes cantaores, como Fosforito, Juanito Maravilla y un joven que estaba pegando fuerte, Camarón de la Isla, de quien yo poco sabía. Cuando llegué a la Caseta de la Salobreja, donde se iba a celebrar la gala, me encontré en la puerta numerosos grupos de gitanos. Unos protestaban, otros estaban desconsolados. Supe que era porque, a última hora, Camarón, no podía asistir.

Durante años después estuve comprobando la admiración, el entusiasmo, la magia que tenía Camarón entre el pueblo gitano y los no gitanos. La figura del cantaor de San Fernando se agigantó y fue considerado uno de los más grandes intérpretes del flamenco de la historia. Yo seguí sin interesarme por su arte. Ahora, con motivo del aniversario de su muerte, acaecida cuando tenía 41 años, sí he buscado testimonios de su cante. Un montón de años oyendo hablar de los grandes “guisos” de Camarón y yo es ahora cuando he empezado a degustarlos. Y valoro su pellizco, su desgarro y su personalidad. Así que aunque antes no me dijera nada, ahora puedo unirme a los que dicen que fue uno de los más grandes.