Una simple sustancia

    07 feb 2022 / 16:42 H.
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    Cada vez tengo más claro esos refranes populares que dicen que la cabra tira al monte, o el que nace lechón, muere cochino. Porque son una realidad. Uno por mucho que se empeñe en ser de otra manera, por muchas posibilidades que tengas, o por mucho que pueda cambiarte la situación a lo largo de toda la trayectoria de la vida, la condición que hayas adquirido durante tu infancia, te acompañará también para el resto. Muchos valores difícilmente pueden adquirirse una vez tu mente los haya adquirido por costumbre. Ojalá, todos tuviéramos las mismas posibilidades al nacer, no sólo económicas, sino afectivas, porque yo, me doy cuenta de la importancia que tiene tanto la carencia o la falta de amor en el ser humano, como la falta de besos, abrazos y mensajes bonitos que recibes de las personas a las que más quieres. La oxitocina, esa hormona responsable que nos hace ser un poquito más felices, no sólo la da el ser madre por naturaleza o al amamantar a tus hijos, la dan también las muestras de afecto entre las personas que se quieren. Una buena vacuna de oxitocina para la humanidad es lo que se necesita para combatir tanta falta, en especial a esta nueva generación de personajillos que empieza a amueblar su mente y que responderá ante el mundo.

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