Un mundo que muere

    09 jun 2019 / 11:38 H.

    Mucho se habla de la despoblación en el mundo rural, de la falta del relevo generacional en agricultura y ganadería. No hay partido, organización empresarial e incluso sindicato que no toque el tema. Desde luego hay que hablar, prestarle atención, focalizar el problema y difundirlo. Pero lo importante, lo que en verdad ayuda a resolver un problema que va a más, es la apuesta firme por solucionarlo. Y no valen discursos ni pláticas de bonitas palabras, la mayoría de las veces huecas, ni declaración de intenciones. El mundo rural tiene futuro si hay inversión pública. Sí, lo público como vía y alternativa para sostener un mañana mejor. Sin carreteras decentes, infraestructuras básicas como colegios y centros de salud, sin el despliegue de las nuevas tecnologías, resulta poco atractivo para que nadie acuda, es más, termina siendo un acicate para que los jóvenes huyan en estampida. Sin ayudas reales a pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas se hace inviable trabajar en el campo. Da la impresión que olvidamos de dónde vienen los productos que nos dan sustento alimenticio.