Un antes y un después...

12 abr 2020 / 10:34 H.
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Como dije en la entrega de la quinta Gala Provincial “Pasión Cofrade” que este Diario JAÉN organiza homenajeando al ámbito cofrade provincial: “He nacido, vivido y moriré en estilo cofrade...”. Un nuevo reto me presentó “mi” periódico, de la mano de su director Juan Espejo, al que me unen años llenos de experiencias profesionales y personales, y aunque con un poco de temor al principio por mi parte, reflexioné que algo debía aportar entre tanto dolor, soledad, miedo y muerte extendidos. Entendí que debía aportar algo en esta crisis sanitaria y no me podía quedar relegado ante un ordenador complacido con imágenes de procesiones de toda Andalucía.

¿Responsabilidad? Mucha. ¿Reto? También. ¿Privilegio? Por supuesto. Y así nos lanzamos con del beneplácito del Obispado de Jaén y con todos y cada uno de las párrocos que regentan todas y cada una de las parroquias de nuestra ciudad, donde se encuentran establecidas canónicamente nuestras hermandades.

Nervios, incertidumbre, vacío e ilusión invadieron los primeros momentos de esta inédita iniciativa, pero cuando me vi plantado en la puerta de la parroquia de Nuestra Señora de Belén y San Roque, me di cuenta enseguida que el proyecto iba a avanzar en el camino correcto.

Han sido días plenos de satisfacción pero muy, muy duros a la vez. Abrir las puertas de las parroquias, mascar el silencio de los templos, contemplar tan bellas y veneradas imágenes, situadas en sus capillas y altares, el eco del vacío que te golpeaba incesante, el saber que en esos momentos eres los ojos y el embelesamiento de cientos de miles de cofrades... todo el peso caía sobre ti como una cruz imponente.

Conforme iban avanzando las retransmisiones, la mirada doliente del Señor y los ojos arrasados en lágrimas de la Señora iban cumplimentando lo que faltaba a mis emocionadas palabras.

Y Jesús de la Salud en su Entrada en Jerusalén volvió a bendecir a Jaén pudiendo contemplar los ojos verdes de la Virgen de la Paz. Una mesa sacramental nos ofreció al mismo Cordero, mientras su Madre mostró su Caridad y Consolación desde el mismo centro del Bulevar. Jesús sudó sangre en su eterno huerto acogiendo a todos los Desamparados del mundo. La Piedad de un reo fue maniatada en la clausura de un convento dominico, cerrando la noche los ojos que son dos luceros de una Estrella de la Alcantarilla.

Los hombros del Moreno de Pasión fueron descubiertos plenos de Amargura venerada, cuando los sones de la tuna voltearon una plaza y el compás de un convento en el costado abierto de una plena Misericordia. La sangre roja magdalenera nos ha cubierto de Clemencia, con el Mayor Dolor de una Madre de ver a su hijo Caído una y otra vez. Jesús desprende Caridad plena torciendo su cabeza ante los injurios de Caifás. Hemos llevado el Silencio más grande de los silencios en el silencio hiriente de la parroquia de Cristo Rey.

La humildad de un barrio, marcó una cruz trinitaria y cautiva del que es abandonado por sus discípulos cuando en Getsemaní el beso más famoso del mundo es iluminado por Malco que comprende el Amor de ese momento hiriente. Le duelen las sogas a Jesús del Perdón que no puede ni mover las manos, pero más le duelen las lágrimas de su Madre de la Esperanza que, frente a Él, en la iglesia de Cristo Rey, nada puede hacer, tan solo mandarle un beso.

Sábanas de muerte en la Catedral, sudario para recoger el cuerpo de un hombre Descendido de la Cruz, lienzos al viento en pos de una Madre de las Angustias agarrada al cuerpo de su hijo, solo se oye el llanto de dos querubines que sujetan martillo y tenazas. Mientras Diario JAÉN avanza por entre las naves catedralicias sabiendo que se va a encontrar con el Cristo más hermoso del mundo que aún muerto, es la misma Buena Muerte personificada.

Que día del “Amor Fraterno” más fraterno que nunca, como estamos viviendo la auténtica fraternidad, entre los nuestros, entre nuestros vecinos, entre nuestros hijos, padres, hermanos... entre nosotros mismos. Bajo las lágrimas de Dios, bajo la intensa lluvia solo intuimos la boca abierta del Señor de la Expiración, porque las Siete Palabras de la Señora de San Bartolomé se transformaron en injurios e insultos hacia nosotros. “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”. Nos consoló el cuer-po grande, inerte, muerto del Señor de la Vera Cruz, de las manos del Preso más maniatado del mundo. La Señora de los civiles brilla como el charol de los tricornios beneméritos.

Camarín pleno en tinieblas, la niebla cubre la noche, la distancia nos separa y nos une con el Amor de Jaén, ese Jesús de los Descalzos que, sin cruz ni bordados, ni cera ni flor, espera con sus brazos abiertos. Una espada me recorre el corazón de sentirme uno de los miles de devotos y cofrades ataviados de la negra noche. No son mis palabras, son las palabras del mismo Dios que habló por todo Jaén. En pos de Él, su Madre Santísima que con su espada atravesada refleja el dolor de todo Jaén, de no poder rozar siquiera el soni- do de su paso.

Mientras sones de un Gran Poder, asciende cargado con su cruz camino del Calvario, Cruz solo Cruz en el Viernes Santo.

Tarde solemne de Viernes Santo. A los pies de la Torre del Concejo, Diario JAÉN se planta en el luto más profundo. Cristo ha muerto, encerrado en urna de cristal, rodeado de dos ladrones y la Dolorosa de Jaén, guarda en sus lágrimas el dolor de todas las madres, de toda la ciudad, de todo un mundo, no hay dolor igual y símbolo de nuestra ciudad.

Soledad de las soledades, sombra de tu hijo Yacente, Piedad de mi barrio, porte solemne de un San Juan, llagas profundas. No hay palabras.

Hoy toda luz, hoy esperanza, hoy Iglesia nueva en esos brazos abiertos de una resurrección anunciada. Qué guapa estás, María de la Victoria.

Gracias a los que habéis entendido el mensaje, gracias a los que no os habéis complacido y con vuestras críticas nos habéis hecho más fuertes.

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