Todos ganan

28 may 2019 / 17:14 H.

No recuerdo que, tras unas elecciones, nadie reconozca abiertamente que ha perdido. Yo, como soy como soy, pienso que puede ser cierto que ningún político pierde porque en verdad poco tienen que perder. En todas las circunstancias, algo ganan. Lo que a mi me pasa es que las circunstancias se unieron para darme un domingo demasiado cargado para lo que ya puedo digerir. Elecciones, fútbol decisivo para el Real Jaén y la Primera Comunión de mi sobrino nieto Adrián. Para volverse loco, a no ser porque yo elegí dedicarme solamente en estar presente en la fiesta de la Comunión. No obstante, sí tengo que resaltar un detalle, pequeño pero hermoso a la vez. Cuando mi familia fue a votar al Colegio del Polígono de El Valle, mi hija Maribel, cuando abrió el bolso para sacar el sobre electoral, se le cayó otro sobre, el que llevaba el dinero para obsequiar a Adrián, el primocomulgante. Poco después, un representante de Ciudadanos que estaba en el colegio, a quien le sonó el apellido Villar, llamó a mi nieto, Miguel Ángel, a quien conoce y le explicó el asunto. El sobre lo había encontrado un delegado del PP, y una hora después estaba intacto en manos de mi hija. Un bello gesto de honestidad y honradez que agradezco muy sinceramente. Gracias a él, mi hija tampoco perdió en las elecciones. Esto de los resultados electorales viene a demostrar que quien no se conforma es porque no quiere. Los socialistas han sido claros ganadores en la mayoría de las poblaciones españolas. Los populares, que ganaron poco, también están desbordantes de alegría porque, pese a perder por goleada, le metieron un golazo a Sánchez en Madrid. Pues ya está Casado contento y feliz. Otra cosa es Manuela Carmena, que ha sido la gran derrotada pese a su extraña comunión con Errejón, que lo perdió todo por cambiar de número. Ella ha decidido dejar la política. No está dispuesta a esfuerzos ni sacrificios. A ella o se la da todo bien atado o no mueve prenda. Ya se ve su vocación por luchar por el bien de los madrileños. A todo esto, el Real Jaén perdió en Ferrol una parte de sus opciones. Hay una segunda vuelta, una segunda oportunidad a la que hay que aferrarse con cuerpo y alma. El domingo se vivirá un desbordante acontecimiento en el Estadio de la Victoria. Que termine en fiesta de la gorda o en una desilusión dependerá de que los pupilos de Germán Crespo sean capaces de hacer realidad las ilusiones.