Todos
al suelo

En el alto tribunal de justicia de la Unión Europea llevan años advirtiendo al estado español de la postura autoritaria y mafiosa de los jueces y magistrados que en rebeldía se niegan a cumplir con las reglas que estipulan y salvaguardan el libre e independiente funcionamiento de la ley. Con especial interés y preocupados por la deriva antidemocrática que están tomando los acontecimientos, han seguido muy de cerca la bochornosa y vergonzante actuación que el jueves protagonizaron los togados conservadores del Tribunal Supremo que pedían suspender cautelarmente el Pleno del Congreso, para evitar que el ejecutivo llevara a trámite de votación sus propuestas. Nunca antes se había vivido tal escena de intromisión judicial allí donde reside la soberanía y el poder del pueblo, es de una gravedad extrema que el Tribunal Supremo diga a los diputados qué pueden o no votar. Es un mayúsculo escándalo que unos jueces con su mandato caducado hace tres años, hagan de comisarios políticos de la derecha más extrema amparándose en sus sillones. Da escalofríos imaginar a dónde nos lleva tan descarada falta de respeto al orden constitucional que rige nuestra democracia.