Tiempos convulsos
Recuerdo la década de los ochenta en España. Aquí en nuestra Andalucía fueron años milagrosos y deliciosos. Yo era una jovencita que empezaba a tomar conciencia y entender la vida que me rodeaba. Me sorprendía tanto movimiento y todo lo miraba con ojos nuevos. Siempre se ha creído que a medida que los tiempos avanzaban y sabiendo de la cultura e inteligencia del hombre se llegaría muy lejos. Se curarían enfermedades incurables y la vida daría zancadas de gigante. Se fue andando a un ritmo sorprendente, el revulsivo se masticaba. Negocios nuevos y trabajos para los chicos que iban terminando sus carreras. Eran años mágicos y se vivía en paz, muchas cosas se cumplieron. Coches, viviendas y adelantos mil. Tomó la vida otro cariz a partir de ahí, y fue un camino imparable hasta mucho después. Vemos con complacencia como el mundo en general ha tomado otras vertientes. Ahora todo es diferente. Creo que aquello fue una vida de paz que ahora no tenemos: respeto, sinceridad, buena convivencia. Fueron años únicos los años ochenta y principios de los años noventa. La diferencia que ahora encontramos es la inseguridad en nuestras propias viviendas. La vivienda de cada cual es terreno inviolable y sagrado (¿cómo se pudo votar en el Congreso algo así?). ¡Inconcebible!