Término medio

Aristóteles lo dijo hace siglos, la virtud social consiste en el término medio, en el equilibrio entre los extremos. Esta idea ha condicionado nuestra manera de pensar. Por ejemplo, la macro economía intenta, mediante la política económica, conseguir estabilidad y mínima incertidumbre para distorsionar lo menos posible las decisiones de los ciudadanos. Estabilidad, seguridad, equilibrio. Se vuelve a repetir veintiséis siglos después la misma fórmula. Sin embargo, no es cierto que este ideal se cumpla. Una sociedad equilibrada, del mismo modo que una economía equilibrada, es una sociedad y una economía muertas. La vida, como advirtió el viejo Heráclito, es conflicto, desequilibrio. Gracias a las revoluciones políticas, sociales, económicas, culturales, etcétera, hemos evolucionado. Continuamente lo observamos. Hoy sabemos que este año, el 2022, pasará a la historia económica como un año errático y lleno de incertidumbres. Hoy en España hemos conocido dos datos muy contradictorios. Los medios titulan que la inflación está desbocada y a la vez que el PIB crece con fuerza y aumenta el empleo. Inflación y crecimiento económico a la vez; algo impensable para la teoría clásica, que enseña equilibrio entre oferta y demanda, entre producción y consumo. No lo podemos evitar. Estamos siempre lejos del término medio, aunque lo tengamos como ideal.