Temporada taurina

    16 jul 2020 / 16:31 H.
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    Están apenados porque no hay temporada. ¿Que no hay temporada taurina?, ¡quiá!, claro que la hay y una de las más productivas y variadas de los últimos tiempos. Hay capeas, novilladas sin y con picadores, corridas, hasta charlotadas. Se dan en plazas de tercera, segunda y primera categoría utilizando toda clase de toros, descartados, los que no darán juego alguno, los mansos acabestrados, los de pura figura y flojo arranque y los bravos y nobles luchadores encelados en el engaño (lo más importante). Los toreros los hay de salón, muy pendientes de su figura frente al espejo; quienes saltan al ruedo con salero contoneándose cual cupletera ¡que no se pué aguantar tanta grasia!, los que se van al toro aparentando comérselo sabiendo siempre de su ventaja. Se maneja el engaño a las mil maravillas, capote veronés meciéndose suavemente, largas cambiadas esplendorosas y resultonas, muletas inquietas que aparecen y desaparecen raudas. Palo que se cambia por acero para rematar al toro. Fiesta. Si aparecen los caballos, el acabose. ¡Y donde esté una corrida goyesca con sus majas y marquesas!

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