Te vi llegar

    25 ene 2023 / 18:11 H.
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    Te vi llegar con la gélida luz clavada en tus pestañas, en el fondo escondido de tu ser transparente. Te vi llegar pasando entre la gente, transformando el espacio de ese blanco con el que cubre tu manto las montañas. Te vi llegar como un vuelo fugaz de glaciares caricias, sorprendiendo a las rosas que esperaban el beso del sol de la mañana. Te vi llegar al son de una campana con sones diferentes. Te vi llegar silenciando a la fuente que quedaba callada y el viejo surtidor con un quieto sonido, con un lamento herido susurraba. Viniste de repente, paseando entre las flores y me dejaste verte un solo instante, cuando tu etéreo ser huidizo, esquivo, huraño... se alejaba. Te vi llegar cuando la madrugada se marchaba y pintaba de azules y violetas el alba al Jabalcuz, y allí en la cumbre con una pincelada de nacarado beso, lo miraba. En el campo has dejado también tu melodía, de escarcha has ornado la tierra en los caminos, y la vegetación bajo tu paso oculta y asustada, tras un cristal brillante se ha escondido. Con el leve y helado murmullo de tus manos has puesto tu sensación helada por doquier. Te vi llegar ayer mientras soñaba con todo lo contrario, con sentir el agua emocionada cantando a las estrellas, con la suave caricia entre las flores, con un paisaje de sueños y colores... Volver junto a la fuente de los Caños a sentir su dulce melodía, observar el tierno despertar que dan las mariposas, el aroma de rosas sin gélida mirada. Notar el canto alegre que traen las golondrinas, ver la roja amapola soñar con la reina jaenera cortejada de aromas de enebro, de tomillo, de jara, de romero... Con un amanecer recién amanecido, de suaves brisas bellas, de ababol que suspira, de esos lirios morados que nacen a los pies de mi Calvario junto a los nazarenos. Te vi llegar y tuve que soñar... y esperar que abandones las esquinas y te alejes un día, con tu oscura mirada y tu manto de armiño. Te vi llegar y sentí tu presencia, tu faz glacial con notas congeladas, con música callada sonando en los rincones. Qué aciaga melodía es la que pones en todas las palabras que se escuchan... Te vi llegar un día y con tu sombra helada todo Jaén cubrías.

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