Tarde jaenera de invierno

    03 feb 2021 / 16:44 H.
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    El sol se va durmiendo entre los grises, deshaciendo sus luces, pintando el firmamento, de anaranjados múltiples colores se irradia el horizonte. Una explosión de nubes de invernales compases. De frías hojas secas se han teñido las calles. El invierno ha pintado de versos los espacios con sus tristes poemas de llantos transparentes, el frío se ha calado en los cristales, en las inquietas fuentes hay un verso de hielo. La tarde aquí en Jaén es diferente, porque un compás de sueños se deshace, una estrofa bordada se columpia entre la altura de un cerro coronado y el pavimento de una plaza infinita. La tarde se hace dulce en los jardines, mientras Jaén repica en sus sonoras torres y allí en su olivar hay un canto que suena. Un murmullo que se hace dulce arrullo en su alameda. Un recital de versos sus calles empinadas, donde la Buena Vista nos acerca a esa Asunción callada entre sus torres, sintiendo a López Rojas, a Vandelvira, es un poema de liras sus balcones. Es triste ahora no poder a nuestro Santo Rostro poner sobre el cristal un tierno beso. Entre la Magdalena la tarde se estremece, en el Raudal dormido está el lagarto, en la glacial alberca un canto de oraciones, en los baños antiguas sensaciones. Jaén se va durmiendo entre emociones de secretos misterios que oculto a las miradas, hay que saber mirar y hallar esas tijeras. Sentir la tarde gris en las aceras, oír el viento en sus calles, entre los soportales, en la alta cruz que guarda nuestros sueños. En la elevada senda, un suspirar de tiernos corazones, con esa cruz callado está el mejor de los señores, Jesús de los Descalzos descalzado. El Abuelo apodado con cariñosa forma, en recuerdo de aquél de la leyenda que un día a Jaén lo trajo, aquella humilde noche de estrellas y luceros. Ahora es contemplación de su misterio. Es el mismo sentir de la tarde jaenera, de la tarde de rojos, grises, naranjas, amarillos... del astro descendido hasta el ocaso. Y Jaén coronado de colores, en un bello paisaje, difuminado el sol se ha derretido, mientras Jaén suspira en la Capilla, donde sus blancas flores son cánticos de clara Inmaculada, a su rostro de rosa, la tarde gris de invierno se quedó cautivada al ver esa carita tan hermosa.

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