Sonrisas sanadoras

    17 ene 2018 / 09:16 H.

    A Elena no le gusta entrar en esa consulta porque le duelen los recuerdos. La mirada azul de la hermana perdida se asoma a sus ojos, como si estuviera allí, agarrada a la cuerda de una ilusión cada vez más fina. Un día se rompió del todo. Sabe que debe hacerlo; esta enfermedad es traicionera y la mejor forma de enfrentarse a ella es mirarla de frente y combatirla con todas las armas posibles. La enfermera tiene un rostro amable y un bonito colgante. No la apremia a contestar; no hay prisas ni reproches. Le da un folleto con el número de teléfono, “por si cuando te autoexplores notas algo y quieres llamarnos”. Su sonrisa impacta en el corazón de Elena; es justo lo que necesita en ese momento: una sonrisa generosa. El médico le habla sin tapujos, la probabilidad es alta, aunque eso no quiera decir nada. ¿Nada? De camino a su casa se pregunta por qué no siempre es así. Debería ser la norma, no la excepción. Elena no quisiera regresar, pero sabe que siempre encontrará comprensión en la Unidad de Mama del hospital de Jaén, y a unos excelentes profesionales.