Solo dos niñas

    06 dic 2025 / 08:56 H.
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    En nuestro querido y tranquilo Jaén, la muerte de dos adolescentes nos ha sacudido como sociedad porque evidencia un malestar profundo que suele pasar desapercibido. Detrás de cada joven hay un mundo emocional complejo que rara vez mostramos interés real por comprender. Nos alarmamos cuando ocurre una tragedia, pero ignoramos las señales que llevan tiempo ahí: ansiedad creciente, presión por encajar, acoso que a veces no vemos o no queremos ver. La adolescencia es un terreno frágil, una etapa donde todo pesa más: las palabras, los silencios, las miradas. Sin una red sólida de apoyo, muchos caminan sintiéndose solos incluso rodeados de gente. Por eso la prevención no puede quedar en discursos vacíos ni en protocolos que nadie revisa. Hace falta escucha paciente, profesionales accesibles y una escuela que cuide tanto como enseña. No podemos cambiar lo sucedido, pero sí cambiar lo que permitimos como sociedad. Nuestros jóvenes merecen menos juicio y más comprensión, menos prisa y más compañía. Porque cada vida que se apaga nos recuerda que siempre podemos hacer más. Y quizá, si aprendemos a mirar con más ternura y menos prisa, podamos ofrecerles ese refugio cálido que a veces ellos mismos no saben pedir. Un beso al cielo para vosotras niñas lindas.


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