Sociedad trampantojo

María, estudiante universitaria, matriculada en Derecho, dice que está perdida, que el poco presente que tenía ha barrido el futuro. Seguidora de los informativos, defensora de los derechos humanos, se siente maniatada legalmente. Defraudada, porque el Estado le ha negado toda ayuda, comparte habitación con una compañera de estudios, que a duras penas pagan, con las pocas horas que trabajan en una cafetería aledaña a la universidad. La detención de Pablo Hasél, el rapero, ha aunado el sentir de los jóvenes que están aterrorizados porque se han perdido en el limbo, aunque María no está de acuerdo en que “la tomen con el mobiliario urbano”, que al final ella será contribuyente de esos destrozos, y esos contenedores serán repuestos con impuestos, que parte de ellos saldrán de lo que le retiene Hacienda de sus exiguas horas trabajadas. Ella, dice que los jóvenes se encuentran ante una sociedad trampantojo que les está ocultando la forja de un mundo horrible. Ella, es anti violencia, pero cree que ha llegado el momento de que la juventud ha de mirarse al espejo, utilizar las redes sociales en el beneficio de ellos, y no permitir que las redes sociales les utilicen a ellos. María, dice que los jóvenes deben romper ese espejo.