Sobre justicia y educación

08 sep 2022 / 16:54 H.
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Escuchamos y leemos cíclicamente que el Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno del Poder Judicial en España, lleva no sé cuántos años bloqueado, sin renovar, porque los dos partidos principales no se ponen de acuerdo. ¿Cuestiones políticas? Parece que hay algo más. O no solo eso. No voy a echar la culpa a ninguno de los dos, y se la echo a los dos, porque no les eximo de responsabilidad. Así que más les vale que se pongan las pilas... En la tripartición clásica que postuló Montesquieu, sobre los poderes de una nación, cada uno debía mantener un espacio autónomo e independiente. La política, que yo sepa, es el arte de negociar, pero está claro que España necesita un baño de democracia urgente, que sepa sacudirse los rencores del pasado y apueste por el futuro, empezando por el presente. España se constituye como una democracia liberal y posee leyes progresistas que son la envidia del mundo, aunque la derecha rancia, esa que siempre estuvo en el PP, y la extrema derecha, la que se ha quitado la máscara en estos últimos años, se empeñen en opacar. A ver si el PP se fija en la derecha francesa, por ejemplo. Debemos ser un país ejemplar, porque siendo del sur de Europa no nos queda otro estandarte que el de encabezar los derechos sociales y las libertades civiles. Si no, acabaríamos con otra dictadura de cuatro décadas, aunque ya sabemos que muchos desearían eso. Pero, pensándolo bien, si volviéramos a quedarnos aislados y al margen de Europa, ¿de verdad eso es lo que quieren? ¿Ser ejemplo de lo que no debe ser ejemplo? En estas estamos y, mientras, aquí seguimos pendientes de dirimir por sus señorías los jueces asuntos capitales. El atraso y atore es mayúsculo. Hace falta un desatascador de mil pares de demonios. Hay leyes recurridas desde la época de Zapatero, que ya es decir, y eso solo explica que la justicia, aparte de ciega, va muy lenta... Ahora que empieza el curso escolar, me acuerdo que igual sucede con la ley de educación, mal traída y peor llevada, manida, usada por unos y otros, instrumentalizada hasta la saciedad. Qué pena me da. Cualquier estado europeo se pone de acuerdo en estos asuntos medulares, que como sabemos todos deberían concitar inmediatamente una aclamación de consenso por la mayoría del espectro ideológico del parlamento. No se trata de izquierdas ni derechas. Antes bien, hay que ahorrar esfuerzos y no modificar cada dos por tres los métodos. No es demasiado serio para la comunidad educativa, y sigue hablando mal de nuestro país, desarbolado e invertebrado, que tiene no sé cuántos modelos diferentes educativos, sociales, fiscales, etcétera, donde al español se le llama castellano en la Constitución, y donde se cometen no sé cuántos disparates y atropellos en nombre de la descentralización. Nunca estaré a favor de un sistema injusto e insolidario, desequilibrado y absurdo. Ojalá creen una ley de educación única para todo el país, y que se dejen de zarandajas. Hay que aplicar las excepciones lingüísticas, de acuerdo, y admirar los modelos de identidad nacional. Las lenguas son un patrimonio que hay que fomentar y proteger. Pero de ahí a que no se enseñe español en Cataluña, eso ya es sencillamente absurdo. Luego no saben escribir en ningún idioma... En fin. Que estemos dándole vueltas y más vueltas a lo mismo de siempre, con todos mis respetos, ¡es de imbéciles!

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