Sobre el retrato de Dorian Gray

    15 may 2020 / 16:23 H.
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    Con motivo del curso de crítica literaria o lectura crítica de www.escritores.org que estoy realizando, una de las primeras propuestas de lectura, a elegir, fue la novela de Oscar Wilde El retrato de Dorian Gray, de la que me ha tocado deducir o trabajar sobre el argumento, la historia y el tema, tratando de definir el planteamiento, nudo y desenlace. Esta novela, que como todas las grandes obras tiene muchas lecturas y capas, es un alegato moral, un canto a la libertad total que en aquella época seguía atrapada en los convencionalismos y encorsetamientos de los que el propio Wilde fue víctima. Se narra, con todas las dosis de ficción necesarias, la autodestrucción física y moral de un personaje cuya iniquidad y miseria, al contrario de lo que cabría esperar, solo se manifiesta en un retrato del protagonista, pero no en el personaje mismo. El cuadro, desfigurado por las pasiones vitales, es una metáfora tanto de la banalidad existencial de aquella sociedad victoriana decadente como también del propio arte y de la escritura. No en vano el propio Wilde se define dentro de la corriente de lo que en estética ha sido el movimiento conocido de “El arte por el arte”.

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